Capítulo 44

377 34 2
                                    


     Riza se detuvo frente a la puerta de su apartamento y soltó un pensando suspiro, sintiendo como sus manos aún seguían temblando a causa del encuentro que había tenido recientemente con Orgullo el homúnculo.

     Nunca había sentido tanto terror en su cuerpo, ni siquiera cuando estuvo en Ishval. Haber hablado con esa criatura y haber sentido en carne propia ese aterrador deseo de matarle fue suficiente para helarle la sangre a un punto que ni siquiera podía embocarle a la cerradura con la llave. Cuando logró abrir la puerta de su casa, se llevó un susto terrible al ver en medio de la oscuridad dos ojos brillantes, aunque su paranoia despareció cuando se percató de que se trataba de su perro.

     Cerró la puerta tras de sí y se deslizó contra una de las paredes, soltando un jadeo mientras apoyaba su frente contra sus rodillas.

     “Siempre estaré observándote entre las sombras". Esa oración retumbaba una y otra vez en su cabeza. Realmente quería creer que todo había sido una creación de su imaginación, pero las heridas en sus muñecas y mejilla le demostraban lo contrario. Si se había encontrado con esa criatura.

     De pronto, el estridente sonido del teléfono la hizo saltar del susto y girar su rostro hacia donde estaba el aparato, el cual no paraba de sonar. Se puso de pie y se acercó lentamente hacia la mesa de la cocina, debatiéndose en si atender o no. Luego de inhalar y exhalar el aire por la nariz, tomó el auricular del teléfono, llevándoselo a la oreja.

   — ¿Hola? —Preguntó la rubia con la voz algo temblorosa.

   — ¡Hola, habla el florista del vecindario! —La alegre voz del Coronel la hizo suspirar con alivio. Por un momento había creído que se trataba de ese monstruo.

   —Es usted… ¿Qué quiere, Coronel? —Le preguntó Riza con molestia.

   —Lo siento, estoy ebrio y cometí el error de comprar muchas flores —Le explicó el pelinegro del otro lado de la línea—. Ya he separado varios ramos para la Comandante, pero creo que si le regalo todas me correrá del cuartel . Pensé que tu podrías ayudarme quedándote con algunas.

   —Es muy amable, Coronel, pero me temo que tendré que rechazar su oferta —Trató de calmar el tembleque de sus manos y prosiguió—. No tengo ningún florero para colocarlas, así que se terminarán marchitando. Tendrá que buscar la manera de regalarle todas las flores a la Comandante sin quedar en la calle en el proceso.

   —Teniente, la escucho rara… ¿Todo en orden? —Le preguntó Roy con seriedad y preocupación mezclados.

     Riza frunció el ceño al sentirse descubierta y tragó con fuerza, sintiendo un frío recorrerle la espalda.

   —Si Coronel, solo estoy un poco cansada —Le respondió lo más tranquila que pudo.

   — ¿Está segura? —Insistió el mayor.

   —Si, señor, no se preocupe —Apretó el auricular con fuerza—. Me tengo que ir, Coronel, hablamos mañana.

   —Esta bien…que descanse.

      Riza cortó la llamada y volvió a soltar un suspiro, aunque esta vez era uno más aliviado. Curiosamente, la llamada de su superior había disipado esa sombra espectral y lúgubre que la había perseguido desde la casa del Führer. Aún no podía creer la habilidad de ese hombre de alegrar todo con un par de palabras tontas.

    —Siempre llamando en el momento oportuno —Murmuró para luego inclinarse y abrazar a su adorada mascota.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Play With Fire //Roy Mustang//FMAB//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora