Capítulo 18

1.5K 173 48
                                    

Feliz Navidad ;) 

.

.

.


Lo primero que decidiste que necesitabas una vez que guardaste las dagas y el agua fue una ducha, considerando que ahora estabas absolutamente cubierta de sudor y sangre.

Cuando saliste de la armería donde habías dejado las espadas y pasaste junto a una doncella que estaba quitando el polvo del revestimiento, doblaste una esquina y te dirigiste hacia el vestíbulo principal, donde estaba la puerta escondida de las dependencias de los sirvientes.

Entonces, cuando te acercaste a la puerta, fue para tu decepción que el zumbido de medio segundo fue la única advertencia que tuviste antes de que un peso muy pesado cayera encima de ti desde atrás, inmovilizándote contra el suelo.

—Te encontré. —Llegó el ronroneo en tu oído cuando su fuente comenzó a frotarse contra ti—. ¿Cómo escapaste?

Dejaste escapar un sonido de dolor, que solo pareció intensificar dichas caricias, y una mano se acercó y agarró tu mandíbula.

—Oraciones completas, ahora.

—¡C-Cassandra! —Jadeaste por aire bajo todo su peso.

—Mmmm eso es. Di mi nombre.

—Necesito... ¡una ducha!

—No hasta que me digas cómo te las arreglaste para escapar y esconderte durante tanto tiempo.

Respiraste poco a poco. —¡Dani... ático...!

—Espera, ¿de verdad? —Se sentó, todo rastro de ese ronroneo seductor desapareció mientras se sentaba a horcajadas sobre ti por detrás.

Aspiraste profundas y codiciosas bocanadas de aire.

—¿Por qué te llevó allí?

—Practicar. —Respondiste una vez que tu sangre estuvo suficientemente oxigenada nuevamente.

—... ¿Estás herida? —Preguntó después de un momento, con partes iguales de curiosidad y preocupación.

—Bueno, una fisicoculturista se me acaba de tirar encima, así que...

Escuchaste su sonrisa detrás de ti. —Tienes suerte de que te encontrara antes de que lo hiciera Bela. De lo contrario, estarías atrapada leyendo sobre la historia de las plumas o algo así todo el día.

Sonreíste. —Eso suena realmente bien. Es su turno, ¿no?

—Y aquí pensé que habías dicho que era la hora del baño.

—...Dije ducha.

—Es la misma cosa —se levantó—. Ahora ven.

ྉྉྉྉ❁ྉྉྉྉ

Las próximas dos semanas transcurrieron de manera similar: Cassandra o Bela generalmente se aferraban a ti, hasta que Dani aprovechaba un momento en el que Cassandra bajaba la guardia y te llevaba al ático para más ensayos.

Finalmente, durante una noche fría, las hojas habían comenzado a caer de los árboles en este punto, que Dani blandió su espada hacia ti por sorpresa y tú la bloqueaste como ensayaste.

—Bien. ¿Y si...? —Se detuvo a mitad de la frase y fue a dar un corte casi a toda velocidad, que tú eludiste como coreografiado.

—Buena chica. —Ella arrulló mientras te enderezabas. —Creo que estás lista, y justo a tiempo también.

No Me Digas Las Probabilidades || Hijas DimitrescuWhere stories live. Discover now