Capítulo 14

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—¡Pero ni siquiera pasé el día completo con ella!

—No me importa. Si tengo que escucharlas a ustedes dos pelear por esto un día más, voy a hacer algo muy estúpido.

—Entonces estás diciendo que está bien si peleamos durante las próximas 23 horas y 59 minutos. Yo sí le entro.

—...De todos modos, esto es lo que va a pasar.

Abriste los ojos con lágrimas en los ojos para ver tres conjuntos de túnicas negras uno frente a la otra.

—Vamos a turnarnos. Cassandra, eres la siguiente, luego tú, Daniela, luego yo otra vez —Bela habló con el tono de alguien que ejerce una tremenda moderación personal.

—¡Excelente! —Cassandra juntó las manos y te miró—. ¡Y está despierta justo a tiempo!

Te sentaste apoyándose sobre tus codos y te frotaste los ojos mientras ella se dirigía hacia ti.

—Lo siento, ¿Qué está pasando?

—Pasaremos tiempo juntas —Cassandra sonrió mientras se detuvo frente a ti, antes de agarrarte con un brazo y levantarte sobre su hombro—. Ahora ven.

—Oh. Okey. —Respondiste mientras ella te llevaba junto a las demás. —Gracias, Lady Bela.

Le dijiste a la hermana mayor con un saludo, que ella respondió mientras Daniela miraba severamente enojada.

—Cuando quieras, ricura. ¡Diviértanse!

Cuando Cassandra te sacó todavía desnuda de la habitación de Bela y te llevó a los pasillos, fue cuando te diste cuenta de lo duro que se sentía su cuerpo contra el tuyo.

—¿Alguna vez te dije que eres realmente fuerte?

En ese momento, podías sentir que todo su cuerpo se tensaba debajo de ti, y rápidamente te diste cuenta de que estaba flexionando los músculos.

Te llevaste un nudillo a la boca para reprimir una risita.

No te llevó de regreso a ningún lugar donde se pudiera encontrar ropa, qué tonto de tu parte suponer que Cassandra quería que usaras algo por el estilo, sino que te sacó del castillo por completo, a una larga hilera de almenas que se extendían desde dicho castillo a la montaña propiamente dicha, y mirando hacia el valle de abajo.

La vista era espectacular, y fue mientras Cassandra te llevaba por las almenas que te diste cuenta de que todavía estaba flexionando los músculos. Te preguntabas si ella sería capaz de seguir así durante toda la cita.

Llevándote a un lado, te llevó por unos escalones de piedra hasta un pequeño patio detrás de la pared, antes de finalmente dejarte en el suelo.

El patio estaba pavimentado con adoquines ásperos e irregulares, en el centro del cual se encontraba una gran instalación de forja. En una mesa junto a dicha configuración había varias barras rectangulares largas y delgadas de lo que reconociste como aceros de varios tipos.

A un lado había una roca de tamaño mediano, lo suficientemente grande como para servir como banco, pero no tanto como para quitarla del resto del patio. Si tuvieras que adivinar, probablemente alguien la había puesto allí a propósito hace mucho tiempo por algún engaño estético.

—¡Oh! ¿Es aquí donde haces nuevas espadas? —Preguntaste, haciendo un pequeño rebote emocionado en tu lugar mientras lo hacías.

—Sí —Cassandra se encaminó hacia la fragua. —Y nosotras... —se dio la vuelta y se inclinó hacia adelante, haciendo un gesto dramático con ambos brazos hacia la mesa—. Vamos a hacer una nueva zweihander.

No Me Digas Las Probabilidades || Hijas DimitrescuΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα