Capítulo 11

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La espada sierra se clavó en el hombro del monstruo y provocó una fuente de sangre mientras se cortaba limpiamente desde la clavícula hasta la sección media en tal vez medio segundo.

Al final resultó que, por «verla en acción», Cassandra había querido decir ver cómo se usaba en los zombies en el patio, una elección hecha por la simple razón de que había un volumen mucho mayor de cuerpos para quemar que las sirvientas interiores.

Tú, mientras tanto, estabas mirando desde una ventana en lo alto de uno de los pasillos con un excelente mirador, ya que allí abajo no era seguro para ti, pero habías abierto dicha ventana para poder animarla de todos modos.

Y ahí estabas ahora sentada, con los brazos cruzados en el alféizar de la ventana, en una posición relativamente cómoda mientras la observabas abajo abriéndose camino a través de las interminables hordas.

Definitivamente no la estabas pasando mal en este momento, y más de un par de veces incluso te habías sorprendido sonriendo genuinamente.

Te pusiste de pie y ahuecaste tus manos alrededor de la boca para llamarla.

—¡Intenta cortar uno por la mi...! —la ventana se cerró frente a ti, y te volviste para ver a Sasha de pie allí, con un plumero en la mano.

No sabías si este iba a ser un compromiso amistoso o no, pero decidiste no ser la que empezara mal las cosas.

—Hola Sasha. —Empezaste manteniendo tu sonrisa.

—Hola. —Ella respondió secamente, lo que prácticamente te dijo todo lo que necesitabas saber sobre cómo iba a ir esto—. Sabes que esas somos nosotras a las que está cortando allí.

—¿Preferirías que las dejara vivir?

—Preferiría que no existieran, y ahora hay dos más gracias a ti.

Cerraste los ojos. Estabas... comenzando a cansarte de tener esta misma cosa sobre tu cabeza. 

—Sí. —Comentaste, tu voz se mantuvo optimista pero ahora con un toque despectivo. —Porque fui yo quien les puso una hoz en las piernas y las arrastró escaleras abajo, ¿No?

Sasha bufó. —Ciertamente no lo evitaste.

Extendiste las manos. —Entonces, ¿soy ahora responsable de cada muerte en este lugar?

Su mirada se clavó en la tuya. —No lo sé, ¿Lo eres?

Tu voz bajó hasta el más mínimo siseo. —¿Qué te hace pensar que elegí algo de esto?

Sasha pareció no tener reparos en responder en lo que en ese momento se sintió como un intento casi sádico de ser más fuerte de lo necesario.

—¿Se supone que debo creer que te tropezaste y sin querer te follaste a las tres hermanas?

—¡No he hecho nada con Bela o Cassandra, y no deberías decir esas cosas donde la gente pueda oír! —disparaste entre dientes mientras señalabas el hecho de que no estaban en las dependencias de los sirvientes.

—Bela está acompañando a Su Señoría a una reunión con los otros jerarcas, y Daniela está en el sótano.

El hecho de que eso signifique que Cassandra y Daniela fueron efectivamente dejadas a su suerte entre ellas fue... alarmante, desde la perspectiva de los daños colaterales.

—Y además, Sofia te vio a ti y a Bela besándose en el pasillo, justo DESPUÉS de que terminaste de follar con Daniela, ¡y Ania te vio a ti y a Cassandra entrando a su habitación sin ropa! Así que no te atrevas a intentar decirme que no has...

No Me Digas Las Probabilidades || Hijas DimitrescuWhere stories live. Discover now