Capítulo 2

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Primera clase del día, ballet con la profesora Mackenzie, unas de las asignaturas más divertidas del colegio.

La clase todavía no empezaba, solo estaba yo sola allí, como siempre y el aburrimiento empezaba a aparecer, lo único que podía hacer era ponerme a ensayar.

No entendía mi manía de llegar al aula máximo 20 minutos antes del comienzo de las asignaturas si al final no iba a hacer nada.

Los minutos fueron pasando y nadie llegaba, o eso creía yo todo el rato. En ningún momento había estado sola, la persona que había conocido esta mañana me había estado acompañando todo el tiempo.

- ¡Hola Amelie! No te había visto, ¿qué tal? -exclamó Lara para llamar mi atención.

-Bien, ¿y tú? -mentí.

No estaba para nada bien, y menos cuando no había visto en todo el día a mi mejor amiga y había habido una pelea gorda por mi culpa y gracias a mi estaban en dirección.

-Pues... ¡Ah! Esto es genial, me encanta esta escuela- dijo emocionada. No pude evitar no reírme con su comentario.

-Eso es lo que todo el mundo cree. Cuando vaya pasando el tiempo te darás cuenta de cómo es todo-

- ¿De qué hablas? Si todo esto es un sueño hecho realidad-

No le respondí, pasaba de contarle todo lo que pasaba y menos cuando a penas la conocía. Y así me llevé el resto del tiempo hasta que empezó a llegar más gente.

La tercera persona que llegó fue Hannah.

-Pero querida, ¿cómo haces siempre para llegar tan temprano? -preguntó mi mejor amiga.

-Pues no lo sé, dime tú-respondí

-Oye, ¿sabes dónde está Zoe? Llevo sin verla todo el día-

Zoe es nuestra mejor amiga. Siempre destacaba en todos los lugares, con su ropa de marca, sus grandes pendientes, un par de tacones relucientes y una obra de arte hecha con el maquillaje de su cara.

Para ella el maquillaje era lo más importante, le daba igual que no llevara una camiseta de Louis Vuitton o un bolso Gucci, pero siempre llevaba maquillaje incluso durmiendo.

Yo en eso era lo contrario, no me gustaba para nada los cosméticos, ni la ropa cara, de hecho, ella todos los días que me veía me decía "Antes muerta que sencilla".

Poco a poco empezaron a venir el resto de los alumnos hasta que finalmente llego la profesora con su traje para la clase.

-Buenos días a todos. Id colocándoos en la barra. -ordenó Mackenzie. Yo fui yendo a donde ella dijo. -Ahora os pondré en pareja, las elegiré yo. – Un gran quejido se percibió por toda la clase. – La señorita Müller con la señorita Evans-

Al parecer querían que estuviéramos todo el día las dos juntas, ya me estaba empezando a molestar esto.

Con mucha emoción se acercó corriendo hacia mí y me dio un abrazo.

-Que bien que estemos juntas. Tengo el presentimiento de que seremos muy buenas amigas. -dijo ella, aunque no estaba muy de acuerdo.

Después de nombrar la profesora a todas las parejas la profesora explicó el ejercicio. Teníamos que imitar los movimientos de nuestro compañero en la barra todos los movimientos. Es unos de los ejercicios más fáciles de hacer, pero ha entrado hoy mucha gente nueva.

Los que llevábamos aquí ya un tiempo nos salía la gran mayoría de cosas genial, pero los nuevos tenían algunos fallos y por esos nos habían puesto juntos con ellos.

Empezamos primeros nosotros, ya que nos sabíamos los pasos para estirar.

Le salía todo bastante bien, pero le tuve que corregir el Tendu. Movía la cadera con la pierna al hacerlo y no debería de ser así. Intentamos corregirlo, pero empezó a frustrarse y a llorar.

Su cuerpo empezaba a agitarse, su respiración se entrecortaba, un ataque de ansiedad recorría todo su cuerpo.

Intenté relajarla, pero lo único que pude hacer es darle un abrazo y animarla.

-No llores. He sido un poco dura contigo durante todo el día, lo siento mucho. Tú piensa que lo estás haciendo genial, eres de las mejores personas que está haciendo hoy por primera vez el ejercicio-dije consolándola.

-No te preocupes, tú no tienes la culpa, la tengo yo por ser perfeccionista-contestó ella.

La profesora vio toda la situación y le pidió a Lara que saliera, obviamente ella lo hizo y se fue con ella a hablar.

Mientras que seguían a fuera la gente empezó a terminar y cada uno siguió a su bola. Algunos se pusieron a hablar con otras personas y otros como yo seguían bailando.

Y así transcurrieron los minutos de aquella hora, minutos sin aprovechar, minutos que se escapaban poco a poco de nuestra vida. Yo solo quería aprovecharla, vivirla a lo grande, que fuera inolvidable, que saliera todos los días con mis mejores amigos, que consiguiera ser la mejor bailarina de ballet de todos los tiempos, que todo lo que yo quería se cumpliera.

Seguiría diciendo todo lo que quiero que pasé, pero alguien interrumpió mis pensamientos. Al parecer era mi profesor de canto y drama, John Smith.

-Buenos días a todos-dijo este con educación- ¿Podría venir la señora Müller a dirección? -Al decir mi nombre paré lo que estaba haciendo y fui con él hacia el lugar. Ahora tendría que ver a mi padre, y cada vez lo aguantaba menos. Lo odiaba a muerte, ni lo podía ver.

Él era de las peores personas que existían, unas de las que hacía que existiera el mal en el mundo. La verdad es que no sabía cómo seguía siendo director de este colegio y seguía vivo por todas las cosas que hizo.

Fui caminando por los pasillos del centro hasta que llegué a la puerta de dirección.

Nervios y mucho miedo recorrían todo mi cuerpo no tenía ni idea de lo que me iría a soltar ahora.

Poco a poco empecé a girar el pomo de la puerta mientras que la abría. Cuando ya estaba abierta por la mitad mi padre logró verme.

-Hola. Siéntate. -me ordenó. Me senté en la silla que había justo en frente suya, lo que hizo que pudiera fijarme en su estado disimuladamente. Estaba como siempre, se notaba que había estado bebiendo, como no, por su mala cara y ojeras, se notaba que se estaba haciendo mayor, tenía una gran cantidad de canas en su cabello.

Le saludé fríamente.

- ¿Qué ha pasado esta mañana? -preguntó enfadado por lo que le habían dicho que sucedió, que a lo mejor le mintieron, y me habían echado toda la culpa a mí.

Yo sin ningún problema le conté todo lo que pasó detalladamente. En ningún momento me preguntó si era verdad todo.

-Muchas gracias. Una última cosa antes de que te vayas. ¿Sabes algo sobre Zoe? – Yo solo negué y salí de la sala.

Como vi que estaba llamando a alguien me quedé cerca de la puerta para escuchar la llamada. Estuve escuchándola y me di cuenta que algo muy grave estaba pasando.

Devil TownWhere stories live. Discover now