Capítulo 15

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- Pásame una chela, prima- pidió Héctor a la muchacha de trenzas oscuras a su lado.

Era una apacible tarde en esa placita de Forum Drive. Algunos niños jugaban entre los toboganes y hamacas, y otros, no tan pequeños, se reunían en pequeños grupos a un par de metros, en la arboleda.

Hacía pocas semanas que Héctor se había mudado al barrio. Tras conseguir un empleo de tiempo completo en un badulaque cercano, finalmente había podido independizarse, desligándose finalmente de los constantes reproches de su madre. Leona, su prima, había viajado desde México para visitar su nueva casa y conocer la ciudad. Como cualquier muchacha de veintipocos, quería divertirse y conocer gente.

O al menos esas eran las nuevas identidades que Michelle Evans había aceptado que sus agentes llevaran.

Tras una extensa reunión, Evans había aceptado el plan de Mimi de infiltrarse en Forum Drive e intentar conocer a Milo Wayne, hijo de Ulises Wayne, líder de The Families. No había sido una negociación fácil, y solamente accedió bajo la explícita promesa de que Horacio acompañaría a Miriam en su trabajo encubierto, pero a la joven agente poco le importó todo ese tira y afloje. Estaba feliz: por primera vez seguirían un plan pensado y trazado casi a la totalidad por ella.

"Casi" porque fue Horacio quien insistió en hacerse cargo de los cambios de imagen necesarios. Tras una tarde entera de compras, ahora Mimi tenía un segundo armario lleno de tops y pantalones deportivos de llamativos colores, vestidos de fiesta demasiados cortos para llegar a ser cómodos, tacones de alturas impresionantes y sudaderas como las que usaban los cantantes de rap en los años '90. También habían gastado bastante en maquillaje, y en esa costosa peluca que ahora llevaba puesta. En vez de lucir sus preciosos rizos color chocolate, ahora llevaba un largo cabello negro azabache peinado en finas trenzas que iban desde las raíces hasta las puntas. Horacio, por su parte, no había tenido que invertir demasiado en su cambio de look: ya de por sí su armario era bastante variado, por lo que sólo hizo falta que se sacara todo el maquillaje que solía usar y se pusiera una peluca de pequeños rizos negros.

Siendo que "Leona" tenía que llamar la atención de un muchacho de diecinueve años, su compañero le había ordenado a Mimi que se pusiera unas ajustadas calzas negras, un top con demasiados brillos y demasiado escotado para su gusto, zapatos de tacón también negros y una chaqueta de jean claro lo suficiente amplia como para esconder a un crío debajo. Hache, por el contrario, iba vestido de forma mucho más casual con pantalones de básquet blancos, musculosa deportiva negra y unas impresionantes zapatillas Jordan de imitación.

- Ahí tienes -le comentó displicente pasándole una lata de cerveza, mientras ella hacía lo mismo, pero bebiendo de una pequeña botella que bailaba sobre su izquierda. Se encontraba semi recostada sobre un muro de piedra repleto de grafitis de los más diversos, con su chaqueta abierta mostrando su busto. Odiaba esa vestimenta y, aunque lo disimulaba muy bien, estaba extremadamente incómoda. La peluca le escocía y sentía el top clavarse en sus curvas de una forma a la que no estaba acostumbrada. Sumado a los zapatos, unos cuantos centímetros elevados sobre el suelo. En lo único que podía pensar era en lo difícil que sería correr con ellos si los llegaban a descubrir o si, por el contrario, debían escapar de una balacera, de las tantas que se sucedían en la región. Hacía minutos que su vista se había detenido en un hombre a unos cuantos metros de donde se hallaban, sentado en un banco de plaza, con una gorra cubriendo la mitad de su rostro, vestido enteramente de negro con una bandana verde como única mota de color sobre su cuello. El tipo se paseaba cada tanto entre la arboleda y conversaba, amparado por el atardecer, con grupos de niños que apenas rebasaban los trece años de edad. No fue raro para Miriam el verlo deslizar sus dedos por el bolsillo de su chaqueta y pasarles disimuladamente la mercadería a la par que estrechaba sus manos en sospechosos saludos. Así estuvo un tiempo, vendiendo y contando a la vista de todos las decenas de dólares que iba sumando a sus arcas-. Lo viste, ¿no?

Cazador de SantosWhere stories live. Discover now