🍄Día 20🍄

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Las mejores reconciliaciones siempre tienen sexo incluido.

Obvio.

El Mitake no faltaba a la regla.

No importaba la discusión pues suelen hablarla y discutir sobre ella, a veces Takemichi retaba a un duelo de juegos a Manjiro cuando las discusiones eran estúpidas.

Pero es que a veces era tan tonto que no siquiera lo pensaban. Jugaban a algo y el ganador tenía que iniciar la discusión sin enojarse. Hablarlo como hombres adultos homosexuales y con los huevos bien puestos que eran. No como Chifuyu y sus pelotas desiguales.

Bien.

La cuestión: Takemichi está celoso.

No es nada del otro mundo, la cuestión es que Manjiro también está celoso. Estuvieron...

O sea, ya lo resolvieron pero aún así ha de mencionarse como un tema de charla mientras se abrazaban tras la sesión donde el invencible ha pasado a ser el imparable, señores, casi dejan seco a Takemichi.

—¿Y?

—¿Qué?

Ambos aún están cansados pero con la energía suficiente como para hablar un poco antes de dormir, después de todo, se viene noche buena. Aunque a Takemichi se le ha adelantado.

Mikey gira su cuerpo lentamente, enfocando la vista en esos preciosos zafiros que brillan intensamente rebosantes de amor.

No puede evitar afianzar su agarre sobre la cadera de su esposo que ronronea aún sensible bajo su toque.

—Takemicchi fue besado por una mujer...

Su susurro suena calmado pero su mirada sigue igual de turbia, no está tan molesto porque no le queda energía pero sigue reclamando.

—No la conocía, creo que se ha equivocado de persona.— Responde el menor de ambos, sonriendo cálido aunque realmente le pareció muy loco en su momento.

Le robaron un beso en plena plaza mientras sostenía la mano de Manjiro y ambos miraban felices el gigantesco árbol navideño.

Vamos que ni siquiera conocía a la tipa que solo salto corriendo, lo agarro de las mejillas y le besó.

Pura suerte tuvo aquella cuando Manjiro se giró pues la mujer soltó a Takemichi y se fue corriendo, de hecho parecía tener el ceño fruncido. Y un "Perdón, me equivoqué de persona" era gritado.

Y si Mikey no inició la tercera guerra mundial en ese momento fue porque un hombre salido de la nada se abrazó a su pierna y comenzó a llorar diciéndole que no lo deje, hombre muy ebrio pero que no se soltó hasta que Mikey lo pateó.

—A ti te abrazó un hombre y te repitió un millón de veces que te amaba— Atacó el pelinegro recordando.

—Yo lo golpeé— Respondía el rubio comenzando a mover sus dedos suavemente sobre la piel que tanto adoraba.

Takemichi soltó un suspiro pero no se alejó, e incluso se restregó sobre el cuerpo de su marido.

—No me importa, ¿quién se creía para decir tales palabras a un hombre que me pertenece?— Reclamó y añadió:—Mikey es mío y nadie puede robarmelo— concluyó sintiendo el agarre sobre su cadera moverse lentamente por sus costillas, trazando patrones juguetones con un destino conocido.

Takemichi estaba sonrojado pero aferrado a su reclamo.

Manjiro sonrió pues ya eran adultos, ambos hablaban libremente, y como le prendía saberse tan deseado por su pareja.

—¿Es así? Takemicchi es robado a cada minuto y ¿por qué debo negarme cuando me persiguen?— Provocó jugando, nuevamente tentando como el vil pandillero que fue.

Su mano ahora libremente se pasaba muy tranquila por el vientre bajo de su esposo que soltaba leves quejidos moviendo disimuladente sus caderas rogando silencioso ese toque un poco más abajo, más intimo, suave y giratorio sobre su eje, rodeando su miembro. Deseando ese habilidoso cuerpo sobre el suyo, de nuevo, suspirando por las maravillas que esas expertas caderas le harían ver las estrellas, sintiendo todos sus puntos sensibles siendo abusados sin consideración. Takemichi quería esas manos sosteniendo sus caderas con arrogancia mientras su cuerpo fuera empotrado sobre la superficie mullida  de la cama y las delicias del placer al ser llenado, sintiendo cada centímetro, cada vena, cada empuje bestial a su maltratada entrada le conducían al candente climax, pues bien conocía a su esposo como para saber que no pararía, que seguiría empujando, raspando sus paredes, caliente y rápido, chocando a cada empuje con sensacional control sobre su punto, ese que le haría gritar pues seria demasiado, mientras esas manos expertas se moverían y con sólo un brazo mantendría su peso y con la otra escalaría sobre su falo, frotando con dulzura. Mientras esos labios dulces le susurrarian que le ama, que le desea con vehemencia, que es el deseo carnal hecho persona, esa voz sensual que le adoraría en cada oración.

—T-Tú no puedes— Susurró apenas pues sus fantasías no le hacían justicia a lo que realmente Manjiro haría aunque seguía en la realidad, una realidad donde Mikey se ha puesto encima y le abre la boca con solo apretar sus mejillas con una mano y su lengua es expuesta.

—¿No? Sólo porque Takemicchi se ha empeñado en dejar marcas...

Antes de intentar responder sabe que ha iniciado, un beso impúdico y sexual donde su cerebro se funde con esa lengua acariciando la suya de forma agresiva, dejando escapar gimoteos.

Sabe que todo reclamo será olvidado cuando siente a Manjiro meterse entre sus piernas y unos dedos traviesos escalando por sus muslos.

Bueno, tal vez discutieran esto luego cuando de su boca dejen de escapar gemidos.

———[🍄]———

Hahahaha

Los dejé sin porno muajajajaja

Buenas tardes y noches 💕.

Felices fiestas.

:)

Cosas de casados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora