Capítulo 8: Deslealtades.

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—Eso no importa, la pregunta es porque no has respondido a ninguna llamada, Mark está muy preocupado —acusa obviando mis cuestionamientos —. Además prometiste que estarías en casa a las nueve.

—Mi móvil no ha sonado en ningún momento y no puede ser tan tarde —aseguro perpleja, intentando recordar la última vez que comprobé el teléfono o la hora.

—Jessica, son las doce de la noche —recrimina queriendo hacerme entender con esta dura postura la gravedad de la situación, pero luciendo insensible ante el pesar que me embarga al descubrir la manera tan vil en la que he decepcionado a mi tío—. El mayor problema es que os perdí de vista nada más salir de casa, ese idiota aceleró por sorpresa y llevo todo este tiempo buscándoos —explica revelando la cantidad de horas que he pasado sin protección, completamente expuesta ante Angelique o cualquier otro ser. Involucrando del mismo modo a Brian en semejante peligro por el simple hecho de estar cerca de mí.

—Lo lamento—expreso incapaz de encontrar mejores palabras para reflejar lo que siento. Aferrándome a la esperanza de poder enmendar mis actos, aunque independientemente de cuál sea el castigo siempre atesoraré el recuerdo de esta noche de manera especial.

—Te has puesto en peligro y también al humano, aunque no me importa demasiado lo que le suceda —asegura despertando mi incredulidad, pues no encuentro al piadoso ángel que clamaba orgulloso su deber de proteger a los humanos. De hecho sospecho que cuando la inquina abandone por completo su sistema, ni él mismo podrá llegar a reconocer en lo que se ha transformado. O eso espero pues de lo contrario, quizás no conozco tan bien al joven del que he comenzado a enamorarme—. Además ¿Dónde lo has conocido? —pregunta con tono acusador, incitándome a comprobar de nuevo que Brian continúa ajeno a nuestra discusión. Pero desgraciadamente al igual que la mayoría de gente en el establecimiento, el muchacho se halla contemplándonos y observando a Ethan con especial desconfianza.

Aun así no hace amago en levantarse, comprendiendo de algún modo que no debe intervenir y que si he abandonado la mesa de esa forma, es porque prefiero encargarme de la situación sola. Recibiendo a cambio mi gratitud, sobre todo cuando advierto en su expresión el duro ejercicio de contención que lleva a cabo.

—Eso no es asunto tuyo —sentenció con rabia, consciente de que he sido yo quien ha dado pie a esta situación y por ende estoy decidida a establecer nuevos límites.

—No entiendo como Mark pudo ceder a esto —menciona con rechazo.

—Te estás comportando como un completo necio —escupo a pesar de la pena que me produce el tratarnos así, pero poco dispuesta a seguir soportando su agrío talante.

—Puede, aun así nos vamos juntos —reconoce en un primer instante hasta que su rostro se colma de una férrea determinación, el devolverme a casa sana y salva cuanto antes.

—Voy a despedirme de él —advierto intentando no perder los nervios, esperando que también ponga de su parte para no empeorar más la situación.

—No hay tiempo —ordena tomándome del brazo suavemente, buscando solo llamar mi atención al ver que giró para volver a la mesa, sin embargo no espera la reacción que su gesto genera en Brian.

Pues al instante un fibroso cuerpo se pega a mí con actitud protectora, aunque no avanza más allá haciendo el esfuerzo de no dar pie a una pelea física. El temor a que las cosas exploten entre ellos se incrementa cuando Brian posa su mano en la parte baja de mi espalda, envolviéndome la cintura y enviando toda la atención de Ethan hacía dicho lugar.

El ambiente se carga de un aura casi sangrienta, el recelo mutuo de los jóvenes es palpable, mientras me hallo en el medio intentando que ninguno cometa una locura de la que después tengan que arrepentirse.

Light - Saga ángeles y demonios I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora