Niccolo x Sasha |SUS INICIOS| [FANFIC] Attack On Titan ©Bauklotzen

2. Vete

1 mes después.

Sasha no había vuelto a levantarse temprano, no hasta que tuvo una inesperada y terrorífica pesadilla. Se despertó de un salto y lágrimas escaparon por sus mejillas. Soñó que su padre había muerto siendo atacado por lobos. Desesperadamente ella se levantó de la cama, ¿pero qué iba a hacer? ¿viajar a su pueblo sin permiso?

-Fue un sueño, fue un sueño... -Susurró para sí misma.

La castaña suspiró y volvió a sentarse en su cama. Entonces pensó en escribir una carta.

Desde hacía tres meses no había enviado cartas a su padre. Había estado enormemente ocupada conociendo, memorizando y aprendiendo aquello que les contaban sobre el mundo exterior. Intentando adaptar su mente y cumplir con las expectativas de sus camaradas. Aunque no lo parecía, Sasha se esforzaba mucho, no quería decepcionarlos.

Tomó una pluma, papel y rápidamente escribió todo lo que sentía en su corazón, guiada por el miedo y la esperanza de que estuvieran bien.

''...asique mamá, escríbeme pronto. Papá... Espero comprendas ahora el por qué no había escrito antes, por favor cuida tu salud. Espero su carta con ansias!

-Sasha Blouse.''

Finalizó su escrito.

Primero se dio un baño, se vistió con cuidado de no despertar a Mikasa con quien compartía habitación y salió camino al buzón del departamento.
En aquel pequeño buzón en una esquina de la sala los cadetes depositan sus cartas para que en cuanto pasara el repartidor simplemente se las llevara. Era mucho más práctico y sencillo esperar unos días que tener que ir hasta el buzón de la ciudad. Ventajas de ser soldado.

Finalmente ella suspiró, sonrió y se dirigió ahora a su lugar preferido: la cocina.

-Buenos días Niccolo!

Como cada mañana, el rubio se hallaba despierto a primera hora y trabajando desde la amanecida.
El chico le dirigió una mirada, y por consiguiente volvió a lo suyo.

-Oye, puede que sea una Eldiana pero es de mala educación no responder a un saludo. -Se sentó tranquilamente del otro lado de la ventanilla, aquella que la separaba de la cocina y el rubio.

-Hola.

-Hola! -Volvió a sonreír la chica- ¿Qué hay de desayuno?

-¿Por qué estás aquí tan temprano?

-Tuve una pesadilla.

Niccolo de inmediato le extendió el té y una taza. Su deber era servirles a los soldados, así que no era de extrañar.

-¿De qué iba la pesadilla? -Aunque desinteresado, el chico no quería la incomodidad del silencio.

-Soñé que un pudín gigante me comía. -Sonrió.

Niccolo la observó serio, con una mueca que parecía decir ''en serio?''.
Se dio la vuelta ignorandola una vez más.

-Soñé con mi padre, soñé que lo perdía… -Soltó ella finalmente.

-Debes extrañarlo.

-Claro, lo extraño. Y también a mamá, y a mis hermanos...

Por consiguiente, Niccolo le extendió un pie de limón.
La chica abrió los ojos de par en par, emocionada. Dio unas cuantas mordidas y volvió al chico, hablandole con la boca llena.

-¿Tú extrañas a tu familia, Niccolo? Imagino que sí.

-No tengo familia.

-Fallecieron o no los... conocis-