XXXI. Siempre hay algo (Segunda parte)

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Notas: Capítulo de larga duración chiquilles!! <3

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Había pensado que la veterinaria donde iba a comprar la comida de la Mila iba a estar cerrada a la hora que llegué allá, pero no fue así. Estaba oscureciendo ya y había pocos autos estacionados en esta especie de boulevard que hay pasada la "feria"; además de la veterinaria, hay también unos restaurantes y unas tiendas de ropa. Para mi sorpresa, la gente todavía quería disfrutar de la noche y en las terrazas había parejas comiendo, familias paseando y vitrineando por las tiendas y me dio la sensación de ser de los pocos que iban solos, a una cosa en específico y listo, pa la casa otra vez.

La veterinaria queda en una esquina, como al final del boulevard. De hecho, doblai detrás de la calle y la hueá ya pasa a ser una avenida diferente. Yo busco un estacionamiento lo suficientemente lejos de las otras tiendas y por lo menos me acompaña la suerte pa encontrar uno justo a la vuelta de la veterinaria. Ojalá tengan la comida de la Mila, si no la tienen no sabría dónde más buscar. Bueno, quizás tampoco sería tan mala idea darse vueltas en el auto, al ritmo del GPS, tratando de encontrar algún otro lado donde vendan comida de perro, solo pa no tener que volver tan luego a la casa y encontrarme con el Paulo otra vez.

No me ha llamado desde que me fui. No me dijo nada cuando me fui tampoco. Me dejó partir, onda, no me pidió hablar, no me dijo que lo esperara para que fuéramos los tres juntos como se suponía que iba a ser, no hizo nada de eso. Se enojó por una hueá que pasó hace meses y se enojó porque encontró que está mal que yo me sienta incómodo viéndolo hablar feliz de la vida con el mismo hueón que se lo joteó cuando terminamos. No sé, hueón, a veces siento que este Paulo, onda, el Paulo con el que volví después de la Copa América, no es el mismo Paulo con el que terminé ese 15 de noviembre y no entiendo muy bien qué cambió. Me gustaría saberlo, para tener una idea de cómo adaptarme, cómo moldear esta relación que ya no se parece tanto a la que teníamos cuando pasamos las vacaciones en Puglia, es como una hueá nueva, como si conociera al Paulo todo de nuevo, pero a un Paulo distinto. Me gustaría que nada hubiera cambiado entre nosotros nunca. Me gustaría no haber tomado las decisiones que tomé y que llevaron a que ahora estas sean las nuevas condiciones bajo las que nos movemos, con nuevos participantes también en el juego, y nuevas reglas: un nuevo Paulo, un nuevo Ángelo, los demás...

Yo sé que amo al Paulo. Esa hueá la tengo clara, la sé porque la siento, porque lo miro y se me aprieta la guata, se me calienta el pecho, se me ilumina la cara. Lo amo y creo que de todas las hueás que han cambiado entre nosotros los sentimientos son lo único que no pueden mutar. Son los mismos de mi parte, lo sigo queriendo a ese hueón igual como lo quería cuando me di cuenta de que yo también estaba enamorado de él, después de que se me confesara en Turín ese 14 de febrero. Y me gustaría decir con seguridad que el Paulo piensa lo mismo, que siente lo mismo, que él también me ama así, como lo amo yo, con la misma intensidad que me amaba antes de romperle el corazón.

Puta, capaz que simplemente estoy siendo demasiado patudo cuestionando los cambios del Paulo que son producto de una hueá que yo mismo provoqué. Quizás ni siquiera debería enojarme si habla con el Tucu. O sea, el Tucu estuvo ahí cuando el Paulo estuvo pal pico por mi culpa, y yo no respondí a ninguno de sus gritos de ayuda, ni a sus ruegos por volver... Chucha, pero si es así entonces, ¿cómo, hueón? ¿Cómo? ¿En qué sostenemos esto que seguimos llevando adelante? ¿En qué cosa? ¿En la costumbre, en lo bien que se sentía antes, cuando la sabíamos tan prohibida esta hueá que teníamos? ¿En los sacrificios que hacíamos pa vernos? ¿En la pasión que había entre los dos, que nos tiraba a la cama al toque al encontrarnos? ¿Acaso ya no sentimos nada de eso, ya no poseemos nada de eso, ya no somos nada de eso?

Siento que siempre la cago. Que no quiero cagarla y que la cago igual. Que me esfuerzo por hacer las cosas bien pero que pasa alguna hueá y que la cago igual. Que le prometo al Paulo que no voy volver a cagarla y que es la primera hueá que hago y no sé cómo lidiar con esa hueá.

A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo SagalWhere stories live. Discover now