XXVIII. Y sentir su piel quema (Segunda parte)

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Notas: ¡Chiquilles! Por favor, escuchen la canción que incluí arriba. Se llama "La verdad" de La Bien Querida. Ilustra perfecto la relación de Ángelo y Paulo en este capítulo <3 También, "Quédate esta noche" de Mon Laferte retrata espléndidamente todos los sentimientos de Ángelo y la situación en la que está. No pude poner las dos jaja Pero escúchenlas, no se arrepentirán! Disfruten la lectura!

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— ¿La hiciste, hermanito? ¿Tan rápido?

En cuanto subo al bus el primero que me enfrenta es el Arturo. No me deja avanzar antes de que le cuente la hueá que pasó, como si acaso eso fuera una especie de contraseña. En otros tiempos hubiera estado más emocionado que la cresta, pero la verdad ahora me cae encima como un balde de agua fría todavía y no soy capaz de decir nada coherente, pero supongo que mi cara debe ser una respuesta lo suficientemente buena. Lo suficientemente sincera, en todo caso, para que el Arturo arrugue las cejas y se ponga al lado, su pecho tan cerca del mío, hueón, su respiración tan profunda.

— ¿Ángelo?

Pero yo no estoy para más hueveo. No hoy día, no después de semejante teatro que acabo de ver. Lo empujo con la mano, pasando a su lado, dejándolo con la palabra en la boca capaz, con ganas de decirme alguna otra hueá o enojarse porque algún hueón pueda encontrar raro lo que le acabo de hacer. No estoy ni ahí con herir el orgullo de otro hueón cuando el mío está por los suelos. Levanto la mirada pa puro encontrar un lugar dónde sentarme. Al medio del bus hay unos asientos desocupados, justo adelante del Bruno, que está al lado del Clemente. ¿También se da cuenta él? Por cómo me mira... Yo alcanzo, por segundos, a tener un poquito de sus ojos. Su frente arrugada, su nariz ariscada, casi a punto de levantarse para preguntarme qué me pasa... Esas hueás se presienten. Pero no lo hace. Yo me siento solo, dejo mi mochila en mis piernas. El bus espera a un profe del cuerpo técnico y entonces parte.

El bus de Argentina todavía sigue ahí. Yo lo miro todo el tiempo, hasta que salimos del estadio.

¿Cuándo se fue todo tan a la mierda, hueón? Te juro que me paso toda la película en la cabeza, repaso todas las cosas que hemos vivido, incluso las peores, incluso ese día en Turín, en su departamento nuevo, cuando hice lo que tenía que hacer y nunca podría haber pensado, hueón, nunca, que una hueá así iba a significar el final. Nunca. Tantas hueás podrían haber pasado entre los dos, tantas, y pasaron, de hecho, pasaron, por eso no estábamos juntos ahora, pero cuando al fin yo, hueón, quien decidió esta separación, me doy cuenta de que no puedo seguir de esta forma y dejo a un lado mi orgullo y acepto que sin el Paulo me siento vacío, este hueón me hace esta hueá.

No sé cómo cresta enfrentarlo. Cómo digerirlo. Estaban ahí, hueón, los dos, en el camarín solos. El Tucu acababa de salir de la ducha, o sea, habían culiao' en los camarines, ¿cachai lo que significa esa hueá? El Paulo le había pasado el culo a ese hueón en los camarines, el día que me había enfrentado a mí. Igual como lo hizo conmigo la primera vez que nos vimos...

Y no, no le creo ni una hueá. No le creo nada. Que no estuvo con él, que nunca se ha metido con él, que lo estaba esperando, ¡hueón mentiroso! Yo sé lo que vi. Yo sé lo que vi. Estaban los dos ahí, obvio que habían tirado. Y yo como hueón armando un plan con el Arturo y con el Rodrigo pa volver con ese hueón y pa estar juntos de nuevo, qué hueón más patético. ¿Cómo pude creer que en serio esa hueá iba a ser posible? Si el Paulo siempre me dio señales y no solo a mí, hueón, se las mostró a todo el mundo.

Las fotos en Instagram. Los comentarios. Los rumores. Verlos a los dos ahí, en la cancha cuando salimos a entrenar, riéndose. Conversando en el túnel. ¡Y yo, tratando de ser ciego, queriendo intentarlo de nuevo, creyendo que sí iba a resultar, que el hueón también seguía pensando en mí y que quería volver y que esperaba este reencuentro para estar juntos! Cómo chucha tan hueón... Cómo chucha tan hueón. Si es obvio, es obvio y le dio plancha, le dio vergüenza que los haya pillado justo; al fin y al cabo, algo de decencia le debe quedar.

A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo SagalUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum