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¿Cómo habían llegado a esto?

Bueno, mucho había pasado en esos casi diecisiete años de matrimonio.

Al principio tampoco es que haya sido todo de color de rosas y arcoiris con unicornios voladores que cagaban brillitos, pero Minho lo acepto y lo amo desde el primer momento en el que lo vio porque ese era su destino. Hasta había olvidado aquellas palabras que les vivía diciendo a sus amigos cuando eran unos niños.

No era la primera vez que se iba muchos días de casa. Durante los últimos diez años había ido a parar unas cincuenta veces a casa de sus madres por semanas. Ya no era como la primera vez que se fue y Jisung se disculpó, era como si ahora el omega esperara a que él volviera siempre a casa y no se disculpaba por tratarlo mal.

Las peleas al principio eran por sus hijos, casi siempre. Hasta que comenzaron a ser por cualquier cosa.
Sí Minho hacía una cosa o no, quien tenía que hacer tal cosa para sus hijos o quien tenía la culpa de que fueran unos malcriados caprichosos. Y Han siempre culpaba a Minho de todo, pues como el alfa de la relación, de él dependía que sus hijos fueran educados. A veces Lee se preguntaba desde cuándo el pensamiento de su esposo había cambiado así, y también sí Jisung era consciente de que él tenía la responsabilidad de que sus hijos fueran tan berrinchudos y caprichosos cuando querían algo ya que nunca dejó que él los educara como debía ser.

Cuando Juyeon le cuestionó si él aún amaba a su marido, la respuesta estaba más que clara para el humano pero quién lo hacía dudar era su lobo. El maldito canino seguía enamorado de aquel omega que la madre luna le había dado.

Hacía quince años que ya no podía ocultar que no era completamente feliz en aquel matrimonio. Sabía que Jisung aún no lo sentía así, quizás él si estaba completamente segado por su parte animal pero Minho ya no.

Lee era consciente de un pequeño detalle desde hacía unos años. Bueno, quizás siempre lo supo pero decidió ignorarlo para darle una oportunidad a la decisión de la luna. Él estaba enamorado de otras personas. Sabía que JeongIn ya no sentía lo mismo por él ni por los demás y que los coqueteos entre ellos para él ahora era un pequeño juego, pero Felix y Hyunjin... Con ellos dos ya no podía estar a solas, no se sentía fuerte como para soportar aquello sin tener un ataque cardíaco si ambos se acercaban mucho. Aquello era algo que ya no sucedía cuando Han se acercaba, su corazón ya no se aceleraba como antes.
Nunca engaño a su marido sin embargo, no era esa clase de persona. Hasta en sus celos prefería tratar de tomar supresores y pensar en arco iris y ponis para no pensar de esa forma en sus amigos, y también quizás porque ya no tenía opción. Han solo lo buscaba para pasar su celos pero cuando llegaban los de Minho dependía de su humor esos días, a veces se iba de casa con sus hijos para no estar con él o cosas así.

Era triste pensar en ello. Prácticamente su omega destinado lo había usado casi todos los años que llevaban de casados para satisfacerse en sus días de celo pero no lo ayudaba a él y maldita sea que Minho era un alfa. En sus celos necesitaba atención.
Por eso los celos de sus últimos dos años no se contuvo más. Empezó a recordar y saciar su lado animal con aquellos recuerdos de sus amigos, de la veces que estuvieron juntos, de sus gemidos y sus rostros en aquellas ocasiones en las que estaban juntos, y si, se odio a sí mismo las primeras veces pero ¿Qué más podía hacer? Era un alfa en celo sin atención de su destinado que vivía poniendo de excusa su trabajo o sus hijos cuando no quería ayudarlo.

También se dio cuenta de muchas cosas mientras hablaba con sus amigos. Ellos se habían perdido de mucho por los caprichos de sus esposos. Los tres recordaba sus días de universidad como salidas a tomar helados con sus hijos, o reuniones de padres pero Jeongin, él no. Él después de tener a Geonhak y casarse con Changbin había salido igual de fiestas con sus compañeros, había ido a todas las fiestas de universidad, todos los conciertos de verano antes de inicios de clases, hasta se había ido de vacaciones con sus compañeros sin su hijo y alfa. Changbin siempre lo había ayudado para que pudiera hacer todo eso y no se arrepintiera de no haberlas hecho después, como Minho, Hyunjin y Felix lo hacían ahora.

Quizás ahora lo que más recordaba de Han era aquella frase con la que lo alejaba en su último año de secundaria “Te falta vivir” por que ahora notaba que sí, así era. Quizás sentía un poco de resentimiento ahora por ello. Porque su amigo vivió lo mismo que él pero de distinta forma y aún así había vivido más que él, porque Yang si había tenido el apoyo de su pareja, algo que ahora Minho veía que él no había tenido en ningún momento. Han siempre se había preocupado más por su trabajo que por ayudarlo a tener una vida universitaria mínimamente memorable. Las únicas noches que recordaba haberla pasado bien con sus amigos en aquel tiempo, sin exagerar, eran la despedida de soltero de Felix y la de JeongIn. Después solo pañales, llantos, fiebre, vómitos, ir a buscar a sus hijos de las pijamadas a las tres de la mañana porque extrañaban la casa y a Jisung diciéndole que fuera él a buscarlos o verlos porque él debía ir a trabajar al día siguiente o porque estaba cansado de haber trabajado tanto.

Quizás mucho era lo que lo había llevado a tomar esa decisión, pero el saber que ahora sus hijos sabían de aquello y que no están enojados con él por no poder seguir aguantando, le dio el último empujón para estar ahora allí sentado frente a Han en aquella mesa con sus abogados de por medio para firmar aquellos papeles.

Podía notar que el omega aún pensaba que todo era una broma de mal gusto por como lo miraba.

“Tu pagarás por los abogados cuando termines con tu bromita, Lee.” le decía esa mirada cuando su abogado le pasó el papel del acuerdo de divorcio con custodia compartida de los niños al abogado del contrario.

— Pueden leerlos tranquilos, sí necesita días para pensar en sí quiere aquel trato, está bien.— comentó su abogado y Han negó tomando los papeles para leerlos con rapidez.

— No, no, está bien.— asintió el omega con una sonrisa al leer que sólo pedía la custodia compartida y sus pertenencias.— ¿Donde firmó?— Jisung lo miró a los ojos con una sonrisa burlista antes de firmar, como si pensará que aquella broma estaba llegando muy lejos ya pero no quisiera decírselo para no perder. Cuando le pasaron los papeles a él suspiró mirando a los ojos a su marido con tristeza ya que a pesar de todo lo malo había muchas cosas buenas que había vivido con él, en ese momento al parecer Jisung se dió cuenta que esa no era una broma ni una forma de manipularlo para que se disculpara por su última pelea ya que se puso de pie estrellando sus manos en la mesa cuando hizo la primera firma.— Minho, ¿Qué haces?— cuestionó entrando en pánico al verlo terminar de firmar los papeles.— Minho, esta broma llego muy lejos.

— Jisung...— susurro volviendo a mirarlo a los ojos.— Esto nunca fue una broma.

— Él siguiente paso será la ruptura de la marca.— explicó su abogado algo incómodo por la situación que se había armado.— El procedimiento se llevará a cabo en la sala contigua con los doctores a cargo que los supervisaran por las siguientes veinticuatro horas.

Minho corrió la mirada cuando las lágrimas de Jisung comenzaron a caer.

— Mi-Minho, por favor.— lo escuchó susurrar cuando se puso en pie para dirigirse a aquella sala.— N-no...

— Yo... Lo siento Jisung...— dijo apretando con fuerzas su puño. Su lobo suplicaba que no lo hiciera, que su omega lo necesitaba.— Lo siento pero es lo mejor.— lo miro una última vez sonriendole.— No quiero odiarte y si seguimos juntos eso pasará.

Teacher! Can I Kiss your baby? Please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora