8. ¿Crees que no lo haría?

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—¿Que le pasó?

—no es mío el gato, lo encontré en el basurero con todo... Así.— lo dejé en una mini camilla que era como una caja (casi como la de los bebés recién nacidos).

—esta bien, le daremos noticias a penas sepamos que le pasó.— sin más se lo llevaron de forma rápida e inspeccionandolo.

Suspire y camine al auto para ahora si estacionarme bien y salir de en medio de la calle. Cuando conseguí estacionamiento me estacione derecho y me baje, justo venía Amy pero en escoba, fue muy rápida y ahí recordé que ella jugaba en el equipo de quidditch, al menos cuando nos expulsaron ella entró al equipo. Amy se bajó de la escucha y la dejó guardada.

—¡Amy!— la llamé fuerte y pronto volteo con rostro ligeramente distraído. Su mirada me analizó y jadeo acercándose.

—¿Que te ocurrió George?— tomo mis manos con el ceño fruncido para mirarme.— ¿Estas bien? ¿Estas lastimado?— y ahí estaba la Amy dulce y preocupada... Me dieron ganas de realmente tener una herida para que ella se preocupara por mi y me curara.

—en realidad... Es sangre de tu gato Amy.— ella me miró confundida.— lo encontré en la basura hoy, el estaba encima de la basura y tenía una herida en el estómago. Lo tomé rápido y lo traje hasta acá... Creo que hubiera sido un error llevarlo hasta donde ti sin antes traerlo, en serio lo lament-

Ella me abrazo de forma rápida dejándome sorprendida.

—no importa.— rodeo mi cuello apegandome a ella y yo tomé su cintura haciéndola suspirar.— muchas gracias George... En serio te lo agradezco. Eres un ángel Georgie.

Un ángel...

Este era un momento que debía ser silencioso. Iba a disfrutar lo que más pudiera este abrazo y la apreté cerrando los ojos, suspiramos los dos juntos a diferencia que ella suspiraba de alivio y yo por ella.

—no es nada Amy... Es lo que debía hacer.— ella acarició mi espalda y me sentí tan jodidamente bien.

—y muchas gracias por hacerlo.— se separó y sus brazos seguían en mi cuello.— eres muy bueno, no puedo dejar de agradecer.— sus ojos cafés estaban sobre mi y me sentía realmente paralizado con sus manos en mi cintura.

—no es... Nada.— susurré como pude para bajar mi mirada a sus labios. Sus labios eran gorditos y se veían increíblemente apetecibles.

—ven conmigo.— tomo mi mano para llevarme hasta donde la chica de recepción.— ¿Donde esta el baño?

—al fondo y a la derecha.

¿Que planeaba? No lo sabía.

La seguí aún así. En el baño me metió con ella y cerró con llave.

—Amy... Yo-

—shh... Es solo...— tomo mis manos y arremango mis mangas de la camisa para acercarme al lavamanos y lavarme las manos. Sus manos eran muy delicadas y lo hacía de forma suave. En lo único que podía pensar era en no oler mal ya que había trabajado todo el día, había durado y podía tener olor a basura o sangre.— no puedes estar así.

—muchas gracias. Estoy muy cansado.— confesé cerrando los ojos.— demasiado.

—yo creo que deberías ir a dormir, ya has hecho mucho por hoy asi que ve.— susurró en un tono dulce, aún así solo negué porque prefería quedarme con ella. Tomo mi otro brazo y al jalarlo me tuve que apegar a ella y me odiaba por no pensar en algo romántico porque quería arrinconarla más.

—¿Y dejarte aquí sola? Claro. ¿Viniste en escoba?

—si, soy muy buena.

—mmm algún día tenemos que jugar quidditch. Te llevo a tu piso, es muy peligroso que vayas sola en escoba.

𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora