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Advertencia: Temas delicados y sensibles para el lector, si tienes experiencias pasadas relacionadas al suicidio se recomienda pasar directamente a las estrellitas.
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∆ 6 años atrás ∆

Termino de leer aquel pequeño cuaderno color azul grisáceo claro, 200 páginas leídas durante 8 horas, con solo la ayuda de la luz de la luna, leyó cada palabra plasmada con el dolor de una joven lunari, como sentía que la obscuridad dentro de ella la agobiaba, como se despertaba todas las noches llena de pavor y miedo, como se sentía culpable de lo que le pasó, como cada vez que veía su cuerpo en un espejo sentía asco. Sentimientos y emociones que nunca llego a notar,aquella escena que había presenciado horas atrás se repetía una y otra vez en su cabeza como un bucle.

¿Como no lo había notado? ¿Cómo se le había escapado de las manos? El solo existía para proteger de su hermana entonces, ¿Porque se la arrebataron?

Lo hizo todo por ella siguió cada instrucción, cada golpe lo aguanto, cada caída, cada asesinato. Le habían hecho daño a ella frente a sus narices y nisiquiera lo noto, aquella sonrisa cálida se había ido junto con el latir de su corazón. Con cada año que pasaba su hermana se llenaba de más moretones.

Siempre le dijo que no se preocupara que estaría bien, pero ella le mintió, estaba furioso todos le habían engañado y ahora estaba ahí recostado alado de lo que fue su resguardo por todos esos años. Aquella chica de mirada dulce ahora sólo era un peso frío recostado en la cama. Las cortadas en sus muñecas se encontraban torpemente vendadas por un Aphelios en pánico, su suave piel ahora era blanca y fría al tacto.

Entre lágrimas que creía no tener volteo el cuaderno para encontrar un pequeño papel, con mano temblorosa lo tomo y abrió este para leerlo.

"No dejes que el dolor te consuma como a mi hermano"

Esa noche, Aphelios se había quedado totalmente solo.

Se levantó de su cama agitado, podía escuchar el latir de su corazón en su oído y sentir un sudor frío en su cuerpo. Aunque para el ya era normal tener aquellos sueños, aún no podía acostumbrarse del todo. Trago saliva y cerro los ojos, empezó a tratar de tranquilizarse contando hasta 10.

Después de varios minutos sentado en la misma posición volvió a rescortarse de nuevo. Tomo el teléfono alado de su cama y lo encendió para ver sus redes.

Paso toda la madrugada observando la luz muerta de su pantalla, como un patrón infinito aquel entretenimiento lo distraía de cualquier cosa alrededor de el y dentro de su corazón.

Dieron la 8, las 9, las 10, las 12 del día había decidido levantarse, repitió la misma rutina de siempre solo cambiando un poco su almuerzo, hoy se arriesgaría, hoy comería cereal con leche.

Y ese día no solo se arriesgaría con el desayuno por nada, ese día tenía que salir para hacer compras, se coloco el conjunto negro que siempre traía puesto más una mascarilla negra igual, tomo su teléfono y el dinero ya contado junto con la lista de compras.

Salió de del edificio caminando pues el centro comercial más cercano no quedaba muy lejos como para ir en auto, durante su trayecto solo tenía la mirada clavada al suelo evitando observar a su alrededor jugando con una que otra roca que se interponia en su camino.

No tardo más que unos minutos para el llegar al súper mercado dentro del centro, tomo un carrito mientras observaba la lista de compras y comenzó a caminar con este, paso primero a los estantes de sopas, tomo unos 20 paquetes de ramen, 10 cajas de macarrones con queso y uno que otro paquete de sopa de fideos instantánea, los puso apilados unos encima de otros encima del carrito.

Siguió recorriendo los pasillos llenando su carrito de comidas preparadas, dulces, frituras y bebidas energéticas.

Todo estaba lleno en su lista ya no faltaba otra cosa más aunque le sobraba algo de presupuesto pues había tomado uno que otro descuento, pensando en que podría gastar el resto de su dinero observo la pequeña carnicería que se encontraba en el supermercado.

Se acerco al mostrador donde se encontraba un gran hombre alegre con un mostacho prominente cortando la carne.

-Disculpe...-

El hombre apenas percibió el llamado del chico pues en cuanto terminó de hablar procedió a colocar un gran costillar en la barra del mostrador, Aphelios retrocedió confundido preguntándose ¿Quien podría comerse tremendo pedazo de carne?

- Aquí está, la mejor pieza para usted, como Braum prometió.

Hablo el carnicero con un marcado acento, volteo su vista a su lado encontrando a la persona que tanta curiosidad le daba, Sett.

El vastaya examinó la pieza comprobando su calidad y procedió pasar un sobre al mostrador.

-Siempre tan amable amigo mío. - El alfa giro con una pequeña sonrisa alfin dando evidencia del pequeño joven oscuro en la escena- Hola chico, no pensé verte por aquí.

Aphelios suspiro desganado y se giró para retirarse junto su carrito.

-Conoces a ese muchachillo?-Pregunto Braum.

-oh claro que sí amigo el es mi novio- menciono el vastaya con una sonrisa divertida.

El pelinegro se detuvo al oír aquellas palabras y se giró, daba gracias a cualquiera que estuviera haya arriba de llevar aquel cubrebocas pues con su piel pálida cualquier sonrojo se veía escandaloso.

Camino rápidamente al alfa y lo jalo de la muñeca para irse igual de rápido con el vastaya, dejando a un pobre Braum perdido.

-Que bien por ellos, creo.

✨~ Little moon ~✨Where stories live. Discover now