Capítulo 12

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Mikoto se felicita a sí misma por insistir demasiado con su hijo, se felicita por aguantar su decisión por mucho que se preguntó si era lo correcto, incluso cuando la chica llegó donde de ella con segundas intenciones. Mikoto se felicita por mantenerse siempre en el camino correcto.

Después de todo, como madre, siempre debe velar por su familia, por lo bueno o por lo malo, apreciar los errores, corregirlos para que continúen en el buen camino. Llenarlos de tanto amor como ella puede darle, incluso cuando ellos terminen con la posibilidad de odiarte y que luego pidan perdón con lágrimas en los ojos. Aun así, Mikoto los recibiría con los brazos abiertos.

Su familia estaba completa, eso era lo que ella necesitaba y con eso era suficiente para llenar su corazón.

Observó a las personas que la rodeaban, conversando entre sí, otras compartiendo sonrisas alegres, mientras una suave melodía llenaba el ambiente. Todos tan formales mientras esperaban que la pareja de novios iniciase el brindis y el baile para abrir la pista a los demás. Cada uno de ellos, amigos cercanos a sus hijos y familiares más cercanos a la familia Uchiha.

Entonces, la música para el momento llegó, las luces se bajaron hasta quedar tenues, mientras que tanto Naruto como Sasuke, caminaban hacia el centro de la pista. Mikoto, pudo notar el temblor de las manos de sus hijos, y los brillosos ojos de Naruto, incluso pudo entender esos sentimientos tan abrumadores que lograban rellenar sus cuerpos. Aquel blanco de sus trajes, empezaron a danzar, tan lento, cerrados sus ojos y uniendo sus frentes, dedicándose promesas silenciosas a lo que será el resto de su vida.

Luego, de ellos, se les unieron otras parejas, incluida Mikoto e Itachi, quien la había invitado. Abrazó a su hijo y dejó que el ritmo de aquel vals, tranquilizara las lágrimas que amenazaban por salir.

Compartió con Sasuke algunos minutos la pista, en donde ella no dudó en abrazarlo y decirle cuanto lo quería, mientras que cuando bailó con Naruto, no dejó de decirle que Sasuke moriría de celos cuando fueran a su luna de miel, por lo guapo que estaba, hasta ella estaba celosa de su hijo. Para luego, estar entre los brazos de su esposo, contándole como era fácil para ella avergonzar a los chicos.

—Es el turno de mamá para decirles unas palabras a la nueva pareja de esposos —dijo Itachi, mientras pasaba el micrófono a la Matriarca de la familia, quien sostuvo su copa para el brindis en alto, sin dejar de sonreírle a sus hijos.

—Buenos noches a todos los presentes —suspiró sin dejar de sonreír—. ¿Como puedo iniciar esto? Los vi crecer chicos, a los dos y siempre mantuve presente en mi mente que eran el uno para el otro, ya sea al tener una fuerte amistad o que esta trascendiera en algo mucho más grande. Siempre tuve presente en los momentos vergonzosos de ambos, para que negarlo, pero me abstengo en comentarlo —todos rieron, mientras Sasuke trataba de ocultar el sonrojo de su rostro, a lo que Naruto solo golpeaba su hombro para llamar su atención—, pero a mis ojos, eran el uno para el otro, pero, aclaro, sin mí intervención los hombres aquí presente jamás se hubieran casados. Digo, el crédito me lo merezco, ya es algo que, si no le daba un par de cocorrones a mi querido hijo, entonces, los vería llorar por no estar juntos.

—No lo niego —afirmó Itachi, quien recibió una mirada de muerte por parte de su hermano.

—Gracias, Itachi —asintió Mikoto—, Naruto, mi ya no tan pequeño rubio, soy tan feliz de verte brillar de felicidad, y sé que, desde donde se encuentran tus padres, sé que ellos también estarían orgullosos por cada uno de tus logros y que hayas encontrado quien te acompañe por el resto de tu vida. Te encargo a mi Sasuke, espero que no te saque de quicio.

La mujer pudo notar como Naruto, respondía un "espero eso también"

—Y tú, Sasuke, creo que ya me has escuchado decirte tantas cosas a lo largo de estos años y seguiré haciéndolo, porque que Te amo, siempre ten cuenta eso. Te encargo al rubio, hazme un favor y hazlo feliz como se merece —"lo haré" entendió en los movimientos de labios de su hijo, a lo que ella sonrió complacida con las respuestas—. Por lo que esta noche, alzo mi copa para brindar en nombre de ellos, por su felicidad, y que tengan todos los mejores deseos para su futuro, ¡Salud porque a mi hijo ya se le quito lo idiota!

—¡Salud!

Mikoto bajo de la tarima, para darle su turno a Deidara, mientras caminaba donde se encontraba Fugaku con su habitual expresión de enojo, el cual solo dejo que su leve sonrisa fuese vista por su querida esposa, quien se colocó a su lado, escuchando como el hermano mayor del rubio amenazaba a su hijo menor.

—¿Seguirás llamándolo así? —preguntó Fugaku, rodeando los hombros de Mikoto con su elegante saco para resguardarla del frío.

—Claro, solo te recuerdo que lo testarudo lo heredó de ti —dejó escapar una suave risa al notar el gesto aturdido de su esposo—. Solo lo dejaré de hacer cuando sea necesario, aún quedan mucho años por delante.

—Solo quiero un nieto —murmuró el hombre.

—Puedes esperar, apenas se casaron, déjales que tengan tiempo de calidad entre ellos, antes de pensar en una familia. Además, no creas que no sigo enojada contigo por eso.

—Cariño, eso fue hace tres años ¿No lo vas a superar? —Mikoto negó—. ¿Se aceptan sobornos?

—Hhmm... sí, pero, depende de ti que sea de mi agrado.

Mikoto sabía que a pesar de que habían pasado tres años desde aquel momento, aún puede tener recuerdos fugaces de lo que sería su futuro si hubiera ignorado la situación. Incluso se visualizó a sí misma en un estado melancólico. Uno que no aceptaba para nada.

Y ahora, solo debía de esperar como otras veces, esperar a un pequeño o pequeña, incluso esperar un cachorro como nieto, ya que con sus hijos nada se sabía. Ella esperaba muchas sorpresas, y tendría su tiempo para prepararse, y de paso a su impaciente esposo.

Ya había creado un buen camino y le tocaba disfruta a ella.

Cuando la huida de los esposos a su luna de miel estaba por ocurrir, se acercó ambos chicos, ya convertidos en hombres. Mikoto trato de no llorar, como lo hizo en la ceremonia. Acarició los rasgos firmes, sin grasa de bebé de ambos, besos sus frentes, y sostuvo sus manos.

—Aprovechen muy bien el tiempo chicos, ya saben, tres días y dos noches, no deben de desperdiciarlas. Sin embargo, les recuerdo que, si lo hacen muchas veces, tengan en cuenta que su bebé debe ser niña, ya saben eso de ser la única mujer entre ustedes aburre, también necesito a alguien a quien peinar repetir peinados con Sasuke ya no es divertido —sonrió al ver como sus pómulos se enrojecer, al igual que su hijo mantenía una suave sonrisa divertida—. De paso me traen al recuerdo. ¿Saben que los amo? ¿Verdad?

—Lo sabemos, también la amamos, y agradezco todo lo que hizo por nosotros —afirmó Naruto dándose la oportunidad de abrazarla—. En serio, se lo agradezco.

—No lo debes hacer, bebé, sabe que me preocupo por ustedes. Si son felices, yo también lo seré.

No logró soltar a Naruto, cuando el cuerpo de ambos fue rodeado por los fuertes brazos de su hijo, lo cual hizo sonreír a la mujer, al escucharlo agradecer y decirle que la amaba.

—Eres la mejor, mamá.

—Lo sé, ahora vaya y disfruten su momento especial —dio un parte de golpecitos en sus espaldas para verlos marchar hacia el auto de escape hacia el aeropuerto. La mujer respiró hondo, para volver a entrar a la fiesta, solo para notar como su hijo mayor, Itachi, se encontraba sonriendo tan encanto con una joven señorita de cabello castaño, que Mikoto reconoció como amiga de Naruto.

—¿En qué piensas? —pregunto Fugaku llegando a su encuentro, ya que la estaba esperando, pero la encontró sumergida en sus pensamientos.

—Cariño... creo que debemos ir preparándonos para una segunda boda. 

Fin.



Antes de todo este desmadre existió:

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El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Where stories live. Discover now