Capítulo 3

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—Debe de ser fantástico ¿No? Muy pronto tendrá una nuera. Debe ser linda.

—No quiero una nuera, hijo, puede que sea linda, pero eso no iguala tu lindo rostro, Naru.

—Señora Mikoto, soy hombre, no puede compararnos.

Claro que puedo y con todos mis derechos.

Y aunque el chico frente a ella se hubiese derrumbado, solo fueron segundos para regresar a su postura "despreocupada" como si no estuviera afectado, como si no hubiera llorado desolado, pero sus acciones lo traicionaban, Mikoto podía ver el temblor en sus dedos al tomar las cosas, la sonrisa que se forzaba a dar, y todo lo que ocultaba se reflejaba en sus ojos.

Quiso consolarlo más, Mikoto quiso sacarle las palabras sobre lo que pasaba con ellos, pero supo que no llegaría a nada. Naruto negaría su anterior acción y reiría como si todo fuera bien, cuando en realidad estaba hecho polvo.

—Por cierto, me quedaré contigo, no sabes cuanta falta me haces en casa. Estos días pareciera que vivo con amargados, todos tan serios, y estirados.

—Itachi y el señor Fugaku se pondrán triste por lo que dice, y no se olvide de Sasuke, su comportamiento es hereditario —Ambos rieron.

—Vah... —hizo un ademan con su mano, sin poder evitar imaginarse a su esposo e hijo, frunciendo el ceño al ver como el rubio tenía su atención—. Entonces, ¿Qué hay para cenar?

Esa tarde Mikoto supo que el rubio tenía un mes libre de los estudios, debido a la finalización de sus exámenes, mientras que en el trabajo solo lo requerían en el turno de la mañana. Información que la mujer Uchiha agradecía en silencio para tener eso en cuenta al momento de armar su plan. Ser Uchiha, significaba ser perfecta y jamás fallar.

Poniéndose al día sobre sus vidas, esperando a que su tan amada cena estuviera lista, la voz de alguien maldiciendo, los hizo callar, escuchando de esta manera como Sasuke se despedía de lo que parecía ser una llamada, quedando sorprendido al llegar hasta el comedor, en donde se llamaba ella sentada.

Mikoto, fue testigo de cómo su hijo menor posaba la mirada de ella hacia Naruto, solo que el rubio desviaba la mirada. Y aunque ella no era la receptora de la penetrante mirada de su hijo, carraspeó llamando nuevamente la atención de Sasuke, queriendo jalarle la oreja por impulso, sin seguir contenta por todo lo ocurrió la noche anterior.

——Buenas noches, Hijo.

—Hola Sasuke —continuó Naruto. Sasuke solo asintió en respuesta, guardando el móvil que aun sostenía entre sus dedos.

—Mamá ¿Qué haces aquí? —preguntó si dejar ese tono de reproche en su voz, cosa que los sorprendió a ambos. Mikoto frunció el ceño y su sonrisa vacilo, apunto de lanzar lo que fuera que estuviera en la mano —en este caso una taza—, sino fuera por la tranquila, pero sin dejar de ser fuerte, de su hijo adoptivo.

—Yo la invite ¿Te molesta? —Sasuke rápidamente negó antes de alejarse hacia su habitación. Mientras que el sonido del temporizador sonó llamando su atención. La matriarca Uchiha, quiso burlarse de su hijo por lo rápido que fue su respuesta y como huyó de la mirada azulada de Naruto, prefirió guardar su risa para dejar que su hijo mantuviera su sagrado orgullo.

Y otra cosa que le gustaba era la tensión que estaba creciendo en el ambiente debido a su presencia. Más cuando Sasuke apareció con ropa más cómoda, queriendo ayudar a Naruto a arreglar la mesa, pero una simple mirada lo detuvo. Oh, claro, Sasuke se volvía otra persona que el rubio, y ahora que fue alejado, parecía tener una nube gris encima de su cabeza, aun cuando el porte de su cuerpo era erguido, el leve chasquido de sus labios como si estuviera molesto, era reemplazada por la mirada caída en sus ojos.

Tan fácil de molestar —pensó la única mujer mientras observaba.

Mientras cenaban, Mikoto esperó ansiosa que el tema de la boda saliera a relucir. Quería ver como su pequeño rubio reclamaba por haber ocultado algo tan grande, pero nada ocurrió. Comentarios simples llenaron el ambiente en la mesa, hasta que terminaron. Siendo Naruto el que se ofreció a lavar los platos para que ella fuese a descansar. Sasuke no replicó, aparecía que con su mirada deseara que ella se fuera, pero Mikoto no le dio el gusto y se mantuvo todo el tiempo posible en el comedor, bebiendo el té antes servido por Naruto, solo observando como los hombros de su hijo se tensaban e iniciaba un extraño tic con sus manos.

Casi podía escuchar como Sasuke quería hablarle para los dejara solos. Sin embargo, la voz de Naruto indicándole a Mikoto que la habitación estaba lista, le hizo vacilar y solo negar con la cabeza. La mujer solo sonrió a su hijo y se levantó de la mesa para irse por el angosto pasillo, pero detuvo su andar y le dijo:

—Reflexiona tus acciones, Sasuke.

Mikoto tomó un baño, agradeciéndole a su otro hijo por tomarse la molestia, y fingió dormir, cosa que le ayudo a escuchar como la conversación tan esperaba, iniciaba.

—Naruto —escucho a Sasuke tomar la iniciativa, cosa que le sorprendió. Ahora tenía ganas de ver la expresión de su hijo—. Lo siento.

—¿Por qué lo sientes? Dime, Sasuke, ¿Por qué lo haces?

Algo fue movido, quizás los cubiertos siendo lavados. Aunque la neutral voz de Naruto parecía controlar la situación, como si no quisiera que ella escuchara lo que ocurría.

—Yo... no lo sé.

—¿Entonces, por qué lo haces?

—Te fallé —respondió, y el sonido del agua se detuvo, casi como la respiración de Mikoto.

—Vaya... felicidades, creí que demorarías más en aceptarlo. Ahora responde ¿Por cuánto tiempo me ibas a ocultar sobre tu compromiso?

—Te iba a decir, eres lo más importante para mí —escuchó movimiento, luego una risa irónica.

—¿Lo soy? Porque en verdad no lo parece —silencio—. No me calles, que, si no fuera por tu madre, jamás me hubiera enterado. Quizás y lo sabría cuando tuvieras hijos. ¿Por qué eso es lo que te importa no?

Mikoto, se sorprende por lo escuchado. Jamás pensó en esa posibilidad, ya que, si era cierto que estaban juntos, entonces, no habría problemas con eso. Ella era feliz si ellos lo eran. Solo que las acciones de Sasuke parecían ser por otras.

—Naruto, es más complicado. —No hubo respuesta, y el sonido del agua regreso. Mikoto se preguntó qué tan estúpido era amado hijo. Solo tenía que decirle lo mismo que a ella, que entre ellos había amor y por eso se casaban no le fue difícil decirle en la cena familiar, pero siendo Naruto vacilaba, porque ella conocía a Sasuke, sabía que le dolía decir esas palabras, porque los rompería a ambos. Quebraría ese lazo que habían creados entre ellos.

—¿Quién es? ¿La conozco? —silencio—. ¿En serio la conozco Sasuke?

—Es Sakura.

—¿Mi compañera de trabajo? —lo escucha reír otra vez, pero el movimiento no se detiene—. Eres un bastardo sinvergüenza, y descarado. No pudo ser otra persona.

—Espera, Naru, tengo motivos.

—Solo dime... alguna vez... tú- —sus palabras fueron acortadas, hubo movimiento, jadeos y una cachetada—. No lo vuelvas a hacer, nunca más... me escuchaste, nunca más creeré en ti. ¿Amor? Vete a la mierda con eso.

El sonido del agua murió otra vez, y el sonido de pasos acercándose por el pasillo, hizo que Mikoto se alejara de la puerta. Escuchando movimiento en el cuarto de a lado, y luego todas las luces fueron apagadas. Pudo identificar maldiciones de la voz de su hijo. Y entrada la madrugada despertó por los sollozos que querían ser reprimidos.

Claramente tengo un hijo idiota.

El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ