Capítulo 2

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Dio varios toques en la puerta esperando que el chico rubio aún se encontrase en el departamento. Según se reloj había diez minutos antes de su salida habitual. Y aunque había llamado al móvil de Naruto, la llamada la dirigía directamente a buzón. Siendo una inquietud en su pecho, volvió a golpear la puerta, mientras se regañaba internamente por haber estado tan apurada como para olvidar la llave de repuesto.

En su mente diferentes escenarios donde su adoptado hijo se encontraba desmayado por el cansancio de su trabajo o quizás alcoholizado como método para ahogar sus penas, en su rostro rastro de lágrimas secas, mientras balbuceaba el nombre de su hijo menor.

—Tsk... tendré que romper la puerta —se dijo a sí misma, como última alternativa—. Diosito perdóname por lo que voy a hacer, te juro que luego le compro una puerta a mi hijo, luego de que lo golpee un par de veces.

Miro a los lados para asegurar que hubiera alguien que la llegará a delatar, el pasillo se hallaba vacío, sin moros en la costa, dejó escapar un suspiro, mientras se alejaba de la puerta, colocándose de medio lado, levanta su pierna derecha, recordando las clases de karate había estado tomando como defensa personal.

Relajando su mente, tensó sus músculos y dio el golpe, en según vio como la puerta se zafaba del picaporte, abriéndose de par en par. Se sintió orgullosa de sí misma, ahora solo necesitaba encontrar el rubio dentro de la casa.

—Hubiera sido más fácil tomar la llave de la maceta —escuchó detrás de ella aquel tono tan reconocible perteneciente al chico que tanto buscaba—. Buenas tardes Señora Mikoto.

—Naruto... tu... —observó la bolsa de comestibles entre sus brazos, dándole el sentido de la ausencia para abrir la puerta, solo que eso no evito que lo tomara de la oreja, sin importarle su altura, y escuchando las quejas del rubio entraron al departamento, tampoco evito que lo regañara—. Sabes lo preocupada que estaba o todo lo que paso por mi mente.

—Lo siento, era eso o moría de hambre —respondió dejando escapar una sonrisa tan adorable desde el punto de vista de Mikoto, que no evitaba querer matar a su hijo por no hacer las cosas bien. Naruto se dirigió a la cocina, escuchando los pasos seguirle. Coloco en la encimera las bolsas y con ayuda de Mikoto empezó a guardarlas—. De todas maneras, si busca a Sasuke, debe de estar en su trabajo, aunque ha estado algo distraído estos días. Quizás necesite un descanso.

Lo dicho hizo que los movimientos de Mikoto se detuvieran y lo mirara sorprendida a Naruto, sin este notar el acto por estar dándole la espalda. Pensaba que encontraría al chico mal emocionalmente, y por un momento dudo sobre sus suposiciones, pero lo correcto era que Naruto era ignorante de lo que ocurriría y de lo que ella quería evitar—. Naru, hijo...

—Aunque es bueno que este aquí, así puede regañarlo. No llega ni para dormir y cuando lo hace se va muy temprano, estudiar y trabajar lo pueden enfermar —tomó el bote de pepinillos robando algunos de su interior, girándose para encontrarse con la mirada pensativa de Mikoto—. ¿Señora Mikoto?

Una batalla interna se daba dentro de Mikoto, estaba confundida ¿Por qué su hijo no había hablado con su mejor amigo sobre su repentina decisión? ¿Por qué lo ocultaba? La mujer observó fijamente las emociones en los azules ojos del chico, mientras que se sentía como la mensajera de las malas noticias. Que las palabras en sus labios acabarían con esa desbordante felicidad—. Cariño ¿No lo sabes?

—¿Saber qué?

—Sasuke se va a casar —soltó de mala gana.

El chico tosió por un rato, tratando de controlar en contenido de su boca, tragando a duras penas, para luego alzar la mirada. Mikoto supo leer la confusión y el dolor en sus ojos.

—¿Él... se va a casar? —Mikoto asintió—. Y lo oculto... después de todo.

Mikoto acortó la poca distancia que mantenían y dejó caer suaves caricias en su espalda, viendo como Naruto, se dejaba caer poco a poco, en el suelo de la cocina. Sin embargo, las palabras dichas sí fueron escuchadas por ella—. Naru ¿Ocurrió algo entre ustedes?

El cuerpo de Naruto se tensó bajo sus manos.

—No... no es nada, solo estoy algo decepcionado. Como su mejor amigo debí saberlo ¿No? —su pregunta fue calmada con un abrazo de la matriarca Uchiha, la cual no dudo en despeinar el cabello rubio, mientras sentía su cuerpo temblar y las lágrimas silencias mojaban su hombro.

Lo sabía. 

El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Where stories live. Discover now