†Capítulo siete†

24 8 27
                                    

Los días pasan y las pruebas matan.

Corrí.

Después de casi gritar y despertar a los guardias que habían allí, corrí.

Casi me caí tres veces, así que a la cuarta fui vencida y caí al suelo. Me raspé las manos, las rodillas y codos ya que iba vestida con pantalones cortos y un jersey de tirantes.

Me levanté rezando para que no me hayan escuchado y continúe con mi carrera por el bosque.

Me di cuenta de que había llegado cuando vi a dos personas levantadas buscando algo, seguramente me estaban buscando y así fue cuando la del cabello rubio rizado, Julissa, vino corriendo a mi. 

— ¡Amarantha! —gritó—. ¡¿Se puede saber dónde estabas?! ¡Vaya susto me has dado! Pensé que te había pasado algo, por suerte no ¡pero imagínate!

Escondí las manos por reflejo de que no lo viera.

—¿Por qué tus ojos están así? —dijo Larry

Lo miré y me fui con Evolet, no le haría gracia lo que le diría.

— Hola.

No me contestó.

— Te estoy hablando —solo asintió—. Sé que no te va a gustar para nada, pero tenemos que irnos de aquí cuanto antes.

Me miró y me dijo.

— Iros vosotros, yo me quedo aquí.

— Pero, tienes que venir, no pienso dejarte aquí.

— ¿Qué más te da? —me dijo con asco, se levantó y se fue.

— Bien, quédate aquí.

— ¿No ves que no puedo cruzar eso? —señaló a su espalda y me cansé.

Solo quería que todos siguiéramos vivos hasta el final, pero ella se negaba a colaborar en ese instante.

— Mira —dije mientras me acercaba a ella—. ¡Adelante, quédate aquí! ¡Solo serás otra más en la lista de muertos! ¡Porque contigo serían 19!

Todos me miraron, el chico asiatico, que más tarde me enteré de que se llamaba Nashimura,  me preguntó:

— ¿Qué lista? ¿Qué muertos?

¿Se me estaba agotando la paciencia? Sí.

—  Al principio del juego ¿Cuántos éramos?

— 36.

— ¿Cuántos estamos aquí? —le pregunté para ver si ya lo pillaba, pero no.

— 18 y somos 3 grupos. Faltan otros  3.

Creo que Madd también se quedó sin paciencia.

— A ver listo —me señaló y continuó—. Los otros grupos están muertos, porque con lo que acaba de decir de ''otra más a la lista de muertos'' y si le sumas los disparos de ayer, tienes que entender que ¡Están muertos! 

— Pero dijeron que había una prueba que no se mataba a nadie  —dijo Nicolle.

— ¿Entonces, si no mataban a nadie en la primera, por qué habían guardias? —le dije.

Todos se callaron y suspiré.

¿Actué mal? Sí, pero en ese momento estaba en shock, estaba en que no sabia que hacer. Había visto el bosque pintado de rojo por la sangre de 18 personas de mi edad  o dos años más que yo. Creo que todo el mundo se pondría histérica.

— Tenemos que irnos ya, no tenemos tiem-

Disparos.

M-i-e-r-d-a

Miedo ©Where stories live. Discover now