—Llegué a pensar que realmente te habías perdido, Takemichi.

—Bueno, aprovechando que Take finalmente apareció, vámonos a la zona de juegos. Escuché que hay nuevas máquinas.

—Uhm, aún es temprano, así que por mí está bien. ¿Tú qué dices, Takemichi?

Takemichi solo asintió con una sonrisa. Tras todos estar de acuerdo, se dispusieron a dirigirse al arcade más cercano y empezaron a buscar un juego nuevo que les interesara a los tres.

Tras una ronda de juegos, Takemichi salió vencedor, por lo que emocionado empezó a dar pequeños saltitos de celebración.

—No entiendo cómo eres bueno en estos juegos.

Ante el comentario de Chifuyu, la sonrisa de victoria del teñido desapareció y preguntó indignado:

—¿Cómo así?

Hinata comenzó a reírse ante la pelea de sus dos amigos; estaba acostumbrado a aquellas discusiones diarias, y cuando finalmente dejó de reír, señaló disimuladamente a un lado.

—¿Esos no son los nuevos?

Takemichi se giró a ver al grupo que Hinata señalaba y terminó por hacer una mueca al reconocer al cenizo.

Por otro lado, tanto Draken como Emma estaban aburridos. Manjiro no lograba encontrar algún juego que le llamara la atención y que pudieran jugar.

—Este parece divertido, Ken-chin. Señaló a una máquina en específico. Draken sonrió aliviado al ver que finalmente su cuñado elegía un juego. Emma se acercó emocionada a ver qué juego eligió su hermano.

Manjiro, por el momento, levantó la mirada al sentir a alguien observándolo, y al ver de quién se trataba, frunció el ceño. Estaba a punto de informarles a su hermana y cuñado cuando sintió una repentina oleada de calor golpearlo abruptamente.

En ese momento, las miradas de ambos rubios se encontraron, y un incesante calor se presentó. Algo típico en las parejas destinadas.

—Chicos, vámonos. Susurró Takemichi antes de tomar sus cosas y salir corriendo, demasiado temeroso para afrontar la verdad.

Manjiro, en la misma situación, tomó sus cosas y comenzó a retirarse, siendo seguido por Emma y Draken, que se encontraban preocupados por tan repentina conducta.

—¿¡Compañero!? ¿Qué pasa? Preguntó preocupado por qué su amigo Takemichi dudara entre contar lo que sucedía o si simplemente debería decirles. Terminó por hablar.

—Ese chico... ¿Sano?... cuando lo vi... sentí una extraña oleada de calor...

Chifuyu y Hinata estaban sorprendidos por ello; de lo que Takemichi hablaba era completamente imposible. Ambos habían estado en la misma aula durante horas, pero aún así no había pasado nada, a excepción de en ese momento.

Existía la posibilidad de que fueran destinados. Takemichi lo sabía; por eso salió corriendo.

Por otro lado, Emma se atrevió a preguntar al ver que finalmente su hermano se detenía.

—¿Pasó algo?

—Cuando vi a ese chico, el de la clase, a los ojos, sentí una repentina ola de calor...

Ante su comentario, Emma casi cae al suelo, mientras que Draken se quedó en blanco. No podían creerlo; ¿acaso el peli ceniza había encontrado a su destinado?

Tras unos minutos, tanto Takemichi como Manjiro anunciaron que debían ir al baño. Sin pensarlo mucho, se dirigieron al baño más cercano. No pensaron en la posibilidad, pero se sobresaltaron cuando repentinamente ambos tocaron la manija de la puerta del baño al mismo tiempo y, cuando conectaron miradas, el calor incrementó. Apartaron las manos rápidamente mientras retrocedían unos pasos.

—No me siento bien... Admitió Takemichi antes de chocar contra la pared del baño. No le importó y utilizó un supresor en sí mismo. El peli cenizo lo hizo de igual forma.

Suspiraron y giraron a ver al contrario; solo entonces reconocieron al otro como el causante de su repentino y extraño golpe de calor.

Chifuyu, preocupado por el teñido, no tardó en llegar y ayudarlo. Necesitaban irse.

—¿Qué averiguaste?

—Bueno... encontré que el ciclo de calor aparece así de repentino cuando encuentras a tu destinado cara a cara. ¿Felicidades?

—Imposible, me niego. Apenas conozco al tipo. Dijo firme mientras que con ayuda de su amigo se marchaba del lugar.

Mientras hablaban detrás de la puerta del baño, Manjiro frunció el ceño con sorpresa ante el nuevo dato.

—¿Destinados...? ¿¡Ese chico y yo!?

Espero que sea de tu ayuda mi respuesta.

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