❝Me prometí a mí mismo que nunca jamás volvería a verte llorar.❞
→ Nyoko no recordaba haber llorado nunca. Desde que perdió los recuerdos de su traumática infancia, su vida había parecido tomar un camino normal y tranquilo. Pero todos los secretos d...
ARCO 2: ENFRENTAMIENTO CONTRA EL ASESINO DE HÉROES.
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LOS RECUERDOS DE NYOKO.
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El chico observó atentamente las fotos que había tomado de los alumnos de la U.A., especialmente de la Clase A durante el Festival Deportivo. Ladeó la cabeza pensativo mientras pasaba las imágenes una a una, analizando a cada uno de los estudiantes con suma atención mientras rascaba su cuello por parsimonia, cansado de estar allí sentado sin poder hacer nada.
━Shigaraki Tomura.━escuchó una voz a sus espaldas, y el nombrado se giró para encontrarse con Kurogiri, quien colocó una taza de café sobre la mesa para ayudar al menor a mantenerse aún despierto. Este soltó un suspiro y alzó la mano derecha para tomar la bebida con lentitud, sintiéndose algo sediento y soñoliento al haber pasado toda la noche despierto.━Necesitas descansar... El maestro está preocupado por ti.━le reprochó, a lo que este soltó un quejido.
━Sensei esto, Sensei lo otro... Dame un respiro, Kurogiri.━respondió tomando la taza con la ayuda de dos dedos para no destruirla, y con cuidado la acercó hasta sus labios cortados mientras que con su mano libre continuó pasando las fotografías en busca de algo que lo entretuviera.━Quiero hacer las cosas a mi manera, si no no es divertido.━dijo a lo que este simplemente asintió.
Pero de repente y antes de que pudiera sorber algo del café, su mirada se posó en la foto que tenía entre sus dedos con especial atención. Dejó de escuchar lo que Kurogiri estaba diciendo por unos momentos para centrarse en analizar la imagen con detalle, y es que reconocería a esa persona en cualquier lugar aunque pasara años y años sin haberla visto en persona. Y es que había estado tan concentrado en mirar a Midoriya y a sus compañeros que no se había dado cuenta de su presencia todavía.
Un cabello negro y brillante, ojos grises que daban una sensación de seriedad y vacío a la vez, un rostro que no decía absolutamente nada y por último pero más importante... La cicatriz que tenía bajo su ojo derecho, era la pista que le decía exactamente quién era aquella chica a la que había estado echando en falta durante tanto tiempo. Estaba allí frente a sus ojos, y finalmente la había encontrado.
