Capitulo XVI: Te Casas Y Punto

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—¿Y lo dices tan tranquilo? —mi padre se escuchó indignado—, sabes bien la relación que tienes con ella desde pequeños, no puedes dejarla así como así.

—Ya no quiero estar con ella ¿qué tiene de malo?

—¿Qué tiene de malo? —levantó sus cejas incrédulo—. Le diste tu palabra a su familia y debes cumplir.

—Hablas como si hubiese firmado un contrato con Andrea —brame molesto—, nada me une a ella.

Mi afirmación lo hizo enojar mucho, lo note por como la vena de su frente se estaba poniendo abultada.

—¡Ya estuvo bueno Aaron! —explotó como sospeche—. Dejas esa tontería y te comprometes con Andrea, el viernes haremos una reunión y allí le darás el anillo.

Anunció como si fuese el dueño de mi vida ¡Esto es una porquería! Yo no tengo porque hacer su voluntad.

—No lo haré, no puedes obligarme —permanecí serio en mi lugar.

—¿Me estás desafiando Aaron Villarroel? —se levantó de su silla imponiendo autoridad—. ¿Se te olvida quién paga tus cuentas?

Esas palabras derrumbaron mi mundo en cuestión de segundos, eran las mismas que use con Liz aquel día. Ojalá pudiera expresar la humillación y la decepción que se siente escuchar eso de un ser querido como mi padre. Ahora entiendo como se sintió ella cuando yo se lo dije.

—Yo no te pedí nada de esto —le dije con dolor en mi voz—, y sino me quieres seguir ayudando esta bien, eso no hará que regrese con Andrea.

Seguí con mi decisión, ya estaba cansado de ser su títere.

—No entiendo hijo ¿qué está pasando contigo? —mi padre negó la cabeza como si fuese irreconocible.

Me di valor para lo próximo que diría.

—Estoy enamorado de otra chica.

Él quedó asombrado en su lugar, asimilando mis palabras. Una carcajada salió de su boca luego y frunci el ceño.

—¡Pero mira! Si ya salió el guante —musito entre risas. No entiendo que era tan divertido—. ¿Quién es esa fulana?

—La conocí en la universidad.

—En otras palabras, es una cría como tú viviendo por primera vez el amor —habló con burla.

—No es juego papá, con ella me quiero casar.

—¡Y un coño! Tú ya tienes con quien casarte —me señaló con el dedo imponente.

—No vas a obligarme.

Me levanté molesto con él por ser tan gilipollas y salí de esa oficina. Sé que es mi papá y merece respeto, pero ¿Como puedo darle respeto, si él no respeta mi vida y mis decisiones?.

¡Que le den!

—¡Aaron vuelve aquí ya! —exigió tras de mí.

Ambos bajamos las escaleras y me apure para salir de casa antes que me alcanzara. No tuve éxito, mi mamá se interpuso en mi camino.

—¿Hijo que pasa? Desde aquí se oyen sus gritos.

—Nada mamá —pasé de ella y seguí mi camino.

—¡Te lo advierto Aaron Villarroel sino te casas con Andrea, buscaré a esa chica con la que te metiste y verán quién soy yo!

Su advertencia me hizo frenar en el acto. Lo miré encabritado de la hostia.

—En donde te metas con Liz me olvido que eres mi padre —le advertí yo también.

—¿Liz?, ¿la novia de Raell? —el jadeo confuso de mi mamá me hizo dar cuenta lo que hice.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now