Capítulo XVI

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Tenía la mirada fija en el pequeño trozo de papel, intentando descifrar lo que quería decir aquel mensaje. Estaba tan sumida en mis pensamientos, que ni siquiera era capaz de escuchar lo que Lucas decía.

-¿Quién te ha dado esto?- me limité a preguntarle. El chico, que seguía arrodillado en el suelo, alzó la mirada, pero se quedó callado. –Te lo voy a preguntar una vez más, y quiero una respuesta. ¿Quién te ha dado esto?- Repetí esta vez con un tono más amenazador, cogiéndole con fuerza del cuello de la chaqueta y tirando de él hacia arriba para que se levantara.

Mi tirón movió su cuerpo con brusquedad. Apoyó una mano sobre la hierba para así poder impulsarse y ponerse en pie. Una vez estuvo a mi altura, respiró hondo y apartó la mirada, incapaz de mirarme a los ojos.

-No, no lo sé…- tartamudeó. –Yo sólo he hecho lo que me ha pedido. No sabía que era tu padre…

Nada más oír nombrar a mi padre, mi mente se bloqueó.

-Espera… ¿Qué has dicho?- hice una breve pausa y agarrando de nuevo la tela de su chaqueta con las dos manos, tiré de él hacia mí. -¿Qué sabes tú de mi padre?

El chico negó con la cabeza intentando esquivar mi fulminante mirada.

-Mató a mi padre y me amenazó con matar a mi madre también si yo no…- sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar lo que estaba narrando. –mataba al hombre que tenía frente a mí.

-Y ese hombre era…

-Tu padre.- terminó la frase por mí en un susurro.

Apreté la mandíbula y cerré los puños con fuerza. Acerqué mi rostro al suyo muy lentamente al mismo tiempo que mis manos recorrían su cuello hasta llegar a su cabeza. Sus ojos brillaban y por su entrecortada respiración, supe que estaba asustado. Por fin aquel chico me tomaba en serio, aunque ya era tarde. Comprendía que lo que acababa de ver le había hecho abrir los ojos, y que  todo aquello le dejaría marcado para siempre; acababa de ver morir a su padre a manos de un repugnante “cazador de inmortales” sin corazón, y él mismo, había matado a un hombre bajo amenaza. Pero todo aquello me importaba una mierda. Me daba igual lo que le había pasado a su padre, me daba igual lo que le pasara a su madre, y muchísimo menos lo que pudiera pasarle a él. Además, ¿quién echaría de menos al chico más estúpido del instituto? No paraba de meterse con todo el mundo, día sí y día también. Había dejado llorando a un montón de chicas y chicos con sus insoportables y dolorosos insultos, y encima, se sentía orgulloso de ello. Nadie notaría su ausencia, y si lo hacían, agradecerían no tener que soportarle nunca más. Así que al fin y al cabo, le estaría haciendo un favor al mundo, no sería sólo una venganza personal. Le agarré con fuerza, presionando los dedos contra su cabeza, hasta que éstos, se quedaran blancos. ¡Había matado a mi padre! Las pocas esperanzas que me quedaban de volver a verle, volver a oír su voz, volver a notar el tacto de su piel o la calidez de sus abrazos, habían desaparecido por completo, y Lucas, tenía que pagar por ser el culpable de aquello. Observé el rostro del chico una última vez. Una lágrima recorrió lentamente su mejilla hasta llegar a sus labios, que temblaban sin cesar.

-Vamos, mátale.- dije en alto para mí mismo dándole toquecitos al volante con el dedo pulgar. Jane estaba ya preparada para quitarle la vida al chico. Tenía las manos colocadas en su cabeza; una a cada lado. Sólo tenía que girarla con fuerza hacia un lado y todo saldría según lo planeado. -¿A qué esperas? Vamos…

Entonces, el muchacho, dijo algo que no llegué a oír, pues tenía las ventanillas cerradas, y el grueso cristal junto con la distancia a la que me encontraba, me lo impedían. No me hizo demasiada falta saber que lo que le acababa de decir, había conseguido ablandar el pequeño corazón de la chica, pues ésta, se le había quedado mirando, y lentamente, sus manos empezaron a descender hasta quedar colgadas a cada lado de su cuerpo, como si de pronto, toda la fuerza de segundos antes hubiera desaparecido. Solté una pequeña carcajada irónica y arranqué el coche dejándoles atrás. Debí haberme ocupado yo mismo de aquello. Me habría salido más rentable matar a su padre y haber metido la nota por debajo de la puerta de su casa o algo así. Ahora, tendría que matar al chico también.

Aléjate de míWhere stories live. Discover now