Prólogo

190 16 3
                                    

—Esto lo tenías claro desde el primer día, no soy la princesa que esperaba que fueses el príncipe que me rescataría y viviríamos un "felices para siempre".

—Pudimos tenerlo... Si hubieses querido.

Sus ojos rojos al igual que sus labios, esa lágrima que está luchando por escapar.

—Mierda, por más que lo quiera, yo no soy así, te conocí demasiado tarde y esta no es una historia de amor clásica, es la jodida realidad, en el mundo real las cosas no son como lo soñaste y...

—¡Te odio!—interrumpe gritando, ya no puedo soportar verlo así.

—Espera, no te vayas...

Se da la vuelta, dejándome sola, con la mente hecha añicos y el corazón destrozado.

2horas de beber sin parar más tarde

Puedo sentir su cabello negro entre mis dedos, su cuerpo pegado al mío y las respiraciones en una mezcla de lujuria desenfrenada y desesperación sin límites.

Entre mis labios un gemido logra escapar —Axel.

—No soy Axel nena, pero, está noche puedo ser quien desees.

Y así caí en cuenta que por más que este chico fuera mi típico ejemplo de una noche, no lo era en esta, mi mente aunque muy ebria seguía en esos ojos negros que me llevarían a la locura.

Me solté del semidesnudo chico guapo que hace un segundo tenía apretado contra la pared, solo para salir con la camisa en el hombro y una botella en la mano hacía la fria noche.

Tenías que venir a joderlo todo, mi vida estaba bien sin tí y ahora mírame descalza, ebria y caliente... Caminando hasta tu puerta como un total desastre para preguntarte si deseabas joderme la vida... ¿o quizá soy yo la que estoy jodiendo la tuya?

Una de las cosas del alcohol es que no sabes cuando hablas o cuando piensas, cuanto puedes caminar mientras ni te das cuenta que estás corriendo, que ya haz tocado la puerta del sitio donde menos deberías estar.

—¿Que haces aquí? Ya me quedo claro que no somos...

Y lo bese, pero no fue cualquier beso fue un beso desesperado, apasionado y real, un beso que no dejará que las palabras salgan, una real forma de callar a alguien.

—Tambien te odio, pero me muero de deseo por follar contigo toda la noche y no aceptare un no como respuesta— susurré en sus carnosos labios—No pienses y besame, que sé que mueres de ganas como yo—mi mano escurridiza en su entrepierna dejaba claro que tenía toda la razón, su erección decía fuertemente lo que intentaba negar

—Estas loca —dijo antes de tomar mi cabello y estampar sus labios con los míos, introducciendo su lengua en mi boca de un modo posesivo y exitante, rápidamente me tomo de los muslos para así enredar mis piernas en sus caderas.

La puerta se cerró tras nosotros, no nos despegamos hasta llegar a su cuarto y que me lanzara de espaldas en su cama... Sus jodidos ojos en mi y en mi cuerpo, esa oscuridad que nos consume a una velocidad impresionante, ese abismo en el que ambos estamos cayendo, la lujuria en su mirada y esa sonrisa de lado.

—Y yo te odio aún más—susurra en mi oído, antes de lamer desde mi clavícula a mi cuello

Si sé que esto está mal... ¿Por qué se tiene que sentir tan jodidamente bien?

Donde Nacen Las EstrellasWhere stories live. Discover now