El Dios al que yo sirvo es ese abrigo en medio del frío.
Es ese capaz de dejar todo el rebaño e ir corriendo a buscarme si llego algún día a descarrilarme.
Ese que cuando siento que no puedo más, me da su mano y me hace saber que todo estará bien.
El Dios al que yo sirvo no deja de amarme cuando me equivoco, sino que abre sus brazos para que corra a su encuentro,
porque es ese del que no me escondo por miedo, sino que en El tengo refugio.
Es ese que se hace presente en el sonido de las olas,
en el viento
y en cada sonrisa.
Es ese que está en todos lados.
El Dios al que yo sirvo es ese que no se limita a nada para amarte,
ese que me ama y me acepta con mis manchas y heridas,
ese que busca limpiarme sin señalarme.
Ese es el Dios al que yo sirvo.
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El Diario De Una Chica Cristiana © [✔]
SpiritualEn la primera parte de este diario se encuentran algunos testimonios personales en los que les cuento las maravillas que ha hecho Jesús en mi vida, en la segunda parte hay versos en los que intento describir y exaltar Su grandeza. Esmeralda Encarnac...
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