5. Ensaladas

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Después de aceptar el extraño reto de Darhan, él se fue y yo me quedé acostada. Estaba cansada y no no hecho nada; solo quería quedarme en ese pasto verde y suave mientras la luz del sol pegaba en mi rostro.

Pero no todo es siempre como queremos.

Me levante con la mejor pereza del mundo y mire la hora en mi reloj de mano. Apenas eran las once y mayormente suelo salir a la una de la tarde. Agarré mi bolso y empecé a caminar con pereza por los pasillos nuevamente para así poder salir de la universidad.

Habían varias personas, ya no estaban tan vacías. En realidad no se en que mundo iba y por que me sentía tan abrumada conmigo misma... Lo único que quería es morir.

—¡Neah!— me gire a él dueño de la voz acercándose a grandes pasos a mí. Mi corazón se aceleró, mi cuerpo se estremeció cuando puso su brazo sobre mis hombros; no es la primera vez que lo hace pero me hace sentir rara.

Trae puesto una chaqueta azul, unos pantalones oscuros anchos y una gorra. Se ve jodidamente sexy.

—Hola Leo— salude con simpleza, ocultando lo que me causa.

—¿A dónde vas?— preguntó empezando a caminar conmigo.

—A casa.

—¿Quieres ir a otro lugar?— me detuve para mirarlo con ojos brillosos y parpadeó perpleja.

—¿A otro lado?— dije en un susurro.

—A comer— desilusión, jodida desilusión.

—Claro, si a comer— dije en un aludió y le sonreí cuando llegamos a su auto. Nos montamos y él inmediatamente se puso en marcha. 

Todo estaba en un incómodo silencio; puse mis manos sobre mis rodillas cubiertas por un pantalón azul claro mientras las frotaba. Fue un incómodo silencio durante mucho tiempo.

—Neah yo...— lo corte.

—Si, si, vas a decir que esta mal, que eso no debió suceder y la verdad es que no me importa porque a mi si me gusto y lo voy a volver hacer cuando me dé la gana— mire al frente y solté un suspiro dramático— no hagas drama por nada, suficiente con el de mi familia. Si quieres olvídalo, que yo luego te lo recuerdo— lo miré de reojo y estaba sonriendo.

—¿Dónde quieres ir a comer?— pregunto sin verme.

—No lo sé...

—¿Pizza?

—Mamá no me deje.

—Carne asada— negué.

—Mamá no me deja. Llévame a comer ensaladas— él frunció el ceño.

—¿Por qué no te deja comer carne?— me miró un momento y luego otra vez a la carretera.

—Me comí una bandeja de bombones— susurró avergonzada.

—Lo siento— murmuró, ya conoce perfectamente a mamá— por eso tu mejilla está hinchada— asentí— ¿en serio no quieres comer nada? No tiene porque enterarse— mis ojos se llenaban de lágrimas y realmente no sé si era porque me dolía recordar a mamá o tenía toda su atención.

—No, siempre se entera— lo mire y puse una mueca.

—Conozco un lugar donde venden unas ensaladas muy ricas— susurro— Vamos a comernos unas cinco— sonreí— y mucho jugos...

—Gracias.

<•>

—Una ensalada por favor — pedí al camarero quien anotaba en su libreta nuestra orden. Habíamos llegado hace poco y no habíamos dicho ni una sola palabra desde que hablamos en el auto.

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⏰ Last updated: Jan 08, 2022 ⏰

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Sin Permiso✔Where stories live. Discover now