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Habían pasado una media hora o más luego de que todos hayan acordado no hablar con la policía. Algunos, luego de "arreglar" la situación, habían decidido marcharse a sus casas porque ya se estaba haciendo tarde y no había nada más que hacer. El único problema que quedaba era que Todoroki no se despertaba.
Bueno, evidentemente ese no era el único problema, pero sí el que en ese momento estaba cobrando más importancia. Midoriya y Bakugō se encontraban sentados junto a Todoroki, un poco alejados de los demás.
—¿Podría ser que se ha lesionado de alguna forma y no se despierta por eso...? No lo sé... tal vez antes de pensar en una lesión debería evaluar motivos por los cuales una persona puede perder la consciencia... ¿Y si estaba deshidratado desde antes y terminó es esto? Aunque es un poco difícil... pero también podría ser por presión baja... tal vez debería pedirle a la chica que trajo el botiquín un tensiómetro, aunque igual nunca he visto que Todoroki tenga problemas con la presión... ¿Tal vez es un efecto secundario de la peculiaridad que nos trajo acá? Podría ser por el grupo sanguíneo igual que con Stain... ¡O por estatura! Aunque Kacchan se despertó antes que yo, así que no es factible. Un momento... ¿¡Y si Todoroki se está muriendo!?¿¡Deberíamos hacerle RCP!? Pero... no parece muerto, o sea un poco, pero lo normal...
—Deku...— al mencionado le recorrió un escalofrío por la espalda cuando escuchó la voz de Bakugō sonar como un leve gruñido gutural que detuvo sus divagaciones.
—¿P-pasó algo, Kacchan?
—...
—...
—No tenemos que hacerle RCP, el muy bastardo todavía respira y tiene pulso.
—Oh... ¡Gracias Kacchan, tienes razón!
Por otra parte, los que quedaban del equipo aún estaban curiosos con respecto a los chicos nuevos que habían llegado, pero tenían miedo de acercarse. Es verdad que Bakugō parecía un poco más tranquilo -aunque tenía el ceño fruncido-, pero hace unos momentos había tenido una reacción bastante intensa, por lo que aún generaba temor... menos para ciertos idiotas sin sentido de la auto conservación (no estamos contando a Midoriya en ese grupo, solo esta vez).
—¡Oye, Hinata, preséntanos a tu nuevo amigo!— exclamó Tanaka amigablemente, acercándose con Nishinoya al pelinaranja, quien estaba aún manteniendo una conversación con su mamá.— ¿No nos va a matar, cierto?
La señora Hinata palideció.
—¡Tal vez lo intente al inicio, pero luego es bastante agradable, vamos!
