Supe que mi vida se había ido al carajo al ver a la persona que él había escogido.

—¡Negan! ¡No! ¡Por favor! ¡Puedo ser yo! ¡Llévame contigo! ¡Por favor! ¡A él no! ¡No a ellos! —supliqué a gritos para que no fuera él, para que no fuera mi papá.

Él me ignoró por completo. —Si alguien se mueve o dice algo, sáquenle el otro ojo al niño, y que lo coma su padre, y luego empezaremos. Puedes respirar, puedes pestañear, puedes llorar. No tienes que obedecer esas estúpidas reglas, Nydia, pero si haré esto —hizo una seña y el tipo de la cicatriz me sujetó para impedir que lo detuviera.

—¡No lo hagas! ¡Negan, puedo ser yo! ¡Escúchame! ¡Por favor! ¡Tómame a mí! ¡No a él! —forcejeé para que me soltara pero era en vano.

Papá me miró con nostalgia y sollocé más fuerte al verlo así.

—Está bien. Estarás bien. Eres una Ford... Eres mi hija... Y estoy orgulloso de ti. Te quiero muchísimo —su voz rota me hizo sollozar —. Mira el cielo, amor.

No quería que viera como... Me estaba cuidando... Siempre lo hizo.

—Papá, no me dejes... —pataleé para que me soltara pero nada funcionaba, lo único que lograba era que su agarre se hiciera más fuerte.

—Diablos, todos llorarán.

El primer golpe dolió como el mismo infierno.

Grité tan fuerte que pensaba que mi garganta se desgarraría. Mis gritos eran acompañados por sollozos y por patadas para que me dejarán ir.

Papá se levantó, de su cabeza caía sangre a montones y yo no podía hacer nada para detenerlo.

—Miren eso. Lo soporta como un campeón —lo dijo con una alegría que hizo que mi odio hacia él creciera.

—Chúpame... los... huevos —fue lo último que dijo.

Como respuesta recibió otro golpe y otro y otro.

Caí al suelo al ya no tener fuerzas para seguir peleando. Las piedras se incrustaron en mis manos pero no dolía.

Por favor, papá, levántate.

Levántate.

Suplicaba que se levantara aunque supiera que eso no era posible. Él ya no iba a regresa. Él ya no me iba a abrazar. Ya no volvería a escuchar su voz ni su risa... Papá se había ido y yo me quedé sola... Como la primera vez.

Mis sollozos se hacían más fuertes al escuchar el golpe del bate contra el suelo.

—¿Escucharon eso? —dijo entre risas Negan haciéndome enfurecer —Dijo: "Chúpame los huevos"

Con cada golpe que daba me hacía más pequeña, más frágil, más fácil de romper... Y lo había logrado, Negan había acabado con la poca felicidad que aún tenía.

—¡Santo cielo! ¡Miren esto! —sacudió el bate, salpicándome de la sangre.

Escondí mi rostro entre mis manos, sollozando más fuerte al escuchar cada palabra que Negan decía. El dolor de pecho era insoportable y la falta de aire me estaba atormentando.

—¡Miren como se ensució mi pequeña! —escuché sus pasos acercarse —Cariño, deja de lloriquear como una bebita y observa esto —un sollozo se llevó como respuesta —¡Maldita sea! Realmente lo querías como un padre... Vaya... Ahora creo que me siento un poco mal. Espera... Recuerdo lo que hicieron y se me pasa, nada de culpa, nada de pena —quité las manos de mi rostro para verlo, él mantenía una sonrisa burlona al verme llorar —. Deberías saber que hubo un motivo para todo esto. Rojo... Y, demonios, rojo era, es y será por siempre. ¡Él hizo un enorme sacrificio por el equipo! —miré con dolor la cabeza rota de mi padre —¡Así que mira, maldita sea!—el bate escurría su sangre haciéndome lloriquear más fuerte.

𝟭. 𝗥𝗜𝗗𝗘 𝗢𝗥 𝗗𝗜𝗘 ── carl grimesWhere stories live. Discover now