CATORCE

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—Adiós, Yams, descansa —la voz de Tsukishima se escucha por mi teléfono

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—Adiós, Yams, descansa —la voz de Tsukishima se escucha por mi teléfono.

—Espera... Tsukishima —le llamo con un poco de miedo, a lo que él me responde con un pequeño gruñido—. Te amo...

Mi voz tiembla, mis ojos se cristalizan y mi corazón siente un peso menos.

—Yo también te amo, pequitas. Adiós —y colgó la llamada.

Ésta iba a ser nuestra última charla y esta iba a ser la última vez que le diría te amo.

Lo decidí, esto se acabará el día de mañana, tal vez no con palabras, tal vez con letras.

Veo la hoja de papel sobre mi escritorio, me asusta esa maldita hoja, era como la cosa más aterradora que había visto en mi vida. Las lágrimas que hay en mis ojos aún no se atreven a ir y deslizarse por mis mejillas.

En mi mano derecha temblaba un lápiz del número dos, con la punta filosa, como las miradas que ahora me da Tsukishima, bueno, tal vez un poco menos.

Mi respiración es cortada por los sollozos que salen de mis labios, los cuales solo son escuchados por mí en ese momento.

Me siento asustado y desprotegido, aun estando en el refugio de mi habitación, con las ventanas cerradas y con las luces encendidas; siento que cualquier cosa podría pasar.

Me muerdo el labio inferior y cierro los ojos con fuerza, así logrando que algunas gotas de lluvia por fin cayeran.

Dejo de morderme el labio y abro los ojos, respiro profundo y lo dejo ir todo en un suspiro. Dejo libres las gotas de lluvia que aún siguen presas en mis ojos, y observo la hoja de papel al momento que tomo con firmeza el lápiz.

Me paso la lengua por mis labios, pongo la punta del lápiz sobre la hoja y empiezo la carta para mi pronto ex-novio.

Palabra tras palabra, era una lágrima que se desliza por mi mejilla y chocaba con la hoja.

Termino de escribir y suelto el lápiz, como si me quemase al contacto. Escondo mi cara con mis manos y grito mi dolor mientras más gotas saladas se atreven a salir de mis orbes.

Me limpio las lágrimas con mis manos al dejar de llorar y simplemente me voy a dormir, sintiendo como sollozos involuntarios salen de mi boca.

Pronto seré una hermosa rosa roja.

Gashina | TsukkiYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora