Epílogo

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Mack

El noveno mes llega.

Y con eso los dolores del embarazo aumentan, los  cambios drásticos de humor y temperamento, los antojos son cada vez más raros y en algunos casos hasta asquerosos, digo otros porque a mi me parecen de lo más delicioso.

Un ejemplo es, en el séptimo mes le pedía a Ashton recipientes llenos de atún con helado de chocolate. Si no estuviera embarazada, le diría que es un asqueroso por darme eso, pero como lo estoy y se me antoja, tengo que soportar todo el tiempo sus miradas raras y escuchar sus arcadas.

Soy feliz con mi atún y helado de chocolate, así que no me importa mucho.

—¿Quieres otra cosa amor?—Pregunta recostandose en la cama a un lado de mí—Acaricia mi barriga gigante y le pego un manotazo.

—¿A qié ba venido eso?

—No me toques, estoy demasiado sensible y tú simple rozar me duele—Me río, pero termino llorando, diciéndole que cada vez me veo más gorda y fea. Me calla con besos en mi cuello y labios y se me alborotan las hormonas. Quiero voltearme pero no puedo.

—Ya ni hacer el amor puedo hacer a gusto —Sollozo con frustración. De lado izquierdo siento una patadita y sonrío. Ashton posa su mano y la siente igual—Debes estar ansiosa por querer salir ¿Verdad mi niña?

—Pronto te tendremos en nuestros brazos, mi  princesa—Murmura Ashton—Oh, se me olvidó prender la radio. 

Se para y miro cómo apresurado va al otro cuarto y vuelve con un radio pequeño. Le pone play y la música clásica empieza a sonar, relajándome al instante. 

—Para que estén tranquilas mis dos amores—Me besa la mejilla, cierro los ojos con las notas de piano inundando mis oídos y me acurruco en los brazos de mi esposo en busca de calor.

Al día siguiente.

Me encuentro sentada en la mecedora de nuestra habitación. Ashton y yo compramos una casa, a los pies del mar, como yo tanto soñé y me lo cumplió.

Leo el borrador que me dejaron en la puerta ésta mañana. Es un libro que atrapa desde el primer momento que lo lees, es de misterio y romance oscuro,  me fascina completamente. 

Marco los errores que visualizo y hago notas en la libreta que tengo a un lado. Inhalo y a la hora de exhalar un pinchazo me hace encorvar.

Me quedo quieta, sin mover un solo músculo y vuelvo a mi posición inicial al no sentir nada más. Sigo haciendo correcciones y un pinchazo más fuerte se me instala en la parte baja de mi abdomen. Un quejido de dolor sale de mi boca y dejo los papeles a un lado. 

Me apoyo en los reposabrazos de la mecedora y trato de levantarme. Cuando por fin lo consigo otra punzada se instala y me hace chillar fuerte.

Ashton se encuentra en la planta de abajo, en el despacho. Checando algunos reportes de la Editorial, así como reportes mensuales de sus otras empresas. 

Intento caminar, pero el líquido que siento recorrer mis muslos me detienen paniqueándome en seguida.

¡Joder! ¡Ya viene Regina!

—¡Ashton! ¡Ashton!—Grito sosteniéndome la barriga—Carajo ¡ASHTON PENNISHER!—Sus fuertes pisadas se escuchan a lo lejos y la puerta se abre, dejando ver a mi esposo paniqueado.

—¿Qué sucede?

—¡Sucede que tú hija está por nacer!—Abre los ojos y se queda pasmado en la puerta sin saber cómo reaccionar—Maldita sea ¡Despierta y llévame al hospital ahora! No querrás que dé a luz aquí en la alfombra!—Reacciona cargándome como si fuera de nuevo una novia y baja las escaleras con cuidado. Martin, nuestro chófer abre la puerta del auto nervioso cuando Ashton le grita apresurado y él me mete con delicadeza.

Insaciable Deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora