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Unos días después.
-¿Danielle?- pregunté cuando descolgó el teléfono.
-Sí.
-Voy a buscarte.
-¿Ahora? Me iba a duchar- acompañó la frase con un resoplido.
-Pues date prisa- dije tranquilamente.
-Jo.
-Te tengo una sorpresa- me mordí el labio inferior, pero no respondió.
-¿Cómo una sorpresa?
-Ah- respondí para dejarla con la intriga.
-¿Esto es para que me de prisa o por que realmente es una sorpresa?
-Es una sorpresa de verdad y...sí, es para que te des prisa también.
Escuché como se reía y mi corazón se aceleró- Vale, cuando acabe te llamo.
-Vale.
-Espera, ¿qué me pongo?
-Pantalón corto y camiseta- dije encogiéndome de hombros, aunque ella no me podía ver.
-Vale. Adiós- dijo rápidamente.
-Adiós- colgó casi sin dejarme acabar de hablar.
Me reí y me levanté de la cama. Cogí un macuto no muy grande y metí un pantalón, una camiseta, unos boxers y el bañador. También guardé el cargador y los auriculares del móvil. Del cajón de mi mesilla saqué los dos billetes de avión. Sonreí mirándolos y los metí en un sobre y luego en el macuto.
Mi teléfono sonó antes de lo que yo había pensado. Colgué y la llamé yo.
-¿Ya estás?- pregunté.
-Ya estoy.
-Vale, voy a buscarte.
-Vale- pude notar en su voz que estaba emocionada.
-Adiós- sonreí.
-Adiós.
Me colgué el macuto en el hombro, bajé las escaleras y cogí las llaves del coche.
-Mamá- dije al entrar a la cocina, donde mi madre estaba dándole de merendar a mi hermana- Me voy ya.
-Vale- sonrió ampliamente. Ella ya sabía lo que iba a hacer, ya que se lo había contado días antes- Espero que le guste la sorpresa.
-Le va a gustar- confirmé. Le di un beso en la mejila y luego le di un abrazo y un beso a mi hermana.
Salí de casa y me subí en el coche. Conduje hasta la casa de Danielle y aparqué justo delante. Me bajé y cogí el macuto. Llamé al timbre y me abrió Kate.
-Hola- la saludé.
-Hola, Zayn- me miró con ternura, porque ella también sabía mis planes.
-¿Y Danielle?
-Está arriba, terminando de prepararse, ya sabes como somos las mujeres...
-Sí- me reí y subí a su habitación.
-¡Hola!- dijo muy feliz y prácticamente se tiró contra mí y me besó.
-Esto si que es una buena bienvenida- bromeé.
-¿Y ese macuto?
Lo dejé encima de su cama y la miré.
-Necesitarás ropa y...el bikini.
Capítulo 46. NYC.
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