Omegacember. Johndo

❄️ Cuello

Cuello (Deseo)

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Camisas a cuadros, playeras redondas con estampados graciosos, suéteres en colores pasteles, cuellos de tortuga, bufandas, collares de dijes. Su profesor podía usar lo que fuese y a Johnny le seguirían quemando las encías por marcar aquel suave cuello.

Sobretodo cuando el profesor de letras, Kim Doyoung, omega soltero y joven usaba aquellas blusas de cuello holgado y suelto. Johnny no podía enfocar su atención en nada más que no fuese la piel de apariencia suave y tersa que de tan bonito color blanco y sonrojado le invitaba tan sutilmente a delinearlo con la lengua.

Admitía con vergüenza que ni siquiera escuchaba realmente lo que estuviese dando como clase el omega, simplemente optaba por deleitarse con su voz, fantasear con escucharla en otras situaciones y observarlo. Johnny sabía que observaba demasiado a su profesor, tal vez más de lo correctamente estipulado, y que tal vez su mirada podía llegar a ser tan intensa, pero es que solo tomaba aquella clase dos veces a la semana, no podía permitirse perderse un solo segundo de la existencia de Kim Doyoung.

Eran realmente pocas las veces que podía verlo, sus clases eran una oportunidad de oro. A veces lo encontraba charlando con otros profesores en la cafetería de la universidad, a veces en los pasillos, y, en días de fortuna, cuando era llamado a su oficina. En realidad eran llamadas de atención pero Johnny estaba dispuesto a aceptar regaños si podía estar tan cerca del omega.

Porque en su oficina su aroma era más intenso, tal vez porque pasaba bastante tiempo allí o por el espacio reducido, como fuera, le agradaba en demasía la forma en la que era envuelto por frambuesas y menta con solo dar un paso dentro del lugar. Era un total plus a su delirante perdición por aquel hombre.
Tal vez por ello Johnny solía provocar bastantes motivos para ser reprendido. Un trabajo no entregado, proyectos que necesitaban corregirse, charlar con Lucas en clase, o como en esa ocasión, contestar tan mal las preguntas del profesor.

-Le pediré de nueva cuenta, joven Suh. Un poco más de atención y dedicación a la clase. Su respuesta nada tiene que ver con el tema. -Doyoung habló con tono cansado, mirándolo a través de sus gafas redondas.

El omega tan solo era mayor que él por al menos seis años, y Johnny era un alfa, pero cuando el pelinegro lo miraba con aquel desdén, apenas girando la cabeza, su blusa suelta exponiendo hasta la mitad de su hombro, era débil, malditamente débil.

- Como usted ordene, su majestad. -Soltó, inclinando la cabeza incluso. Lucas a su costado soltó una risa tan propia de él.

Aquello fue suficiente. El omega al frente giró entonces su cuerpo para enfrentarlo. Johnny ocupaba asiento apenas dos filas atrás, se sintió bastante afectado por la intensa mirada cargada de irritación que le dedicó su profesor. El cual incluso se cruzó de brazos y ladeó la cabeza. Johnny no perdió noción del movimiento que hacía su delgado cuello, expuesto y sin marca alguna, la boca se le hizo agua.

-¿Mi clase le parece motivo de burla? -Retó, un silencio sepulcral reinó el aula. -Lo quiero en mi oficina al término de su horario, Suh. -Declaró tajante, sin darle espacio a réplica volvió a girar y reanudó las diapositivas en el frente. Johnny contuvo con fuerzas la sonrisa de triunfo que amenazaba con estamparse en su rostro. Gracias Lucas.

-No olvides arrodillarte ante su alteza -Susurró el alfa a su lado, tan bajo para que solo Johnny lo escuchase. Su amigo, como la mayoría de su círculo, estaba al tanto de su enamoramiento encaprichado con su profesor.

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Johnny casi trotó hasta detenerse frente a la puerta de cristal opaco que rezaba el nombre del profesor Kim y sus asignaturas. Ni siquiera asistió al entrenamiento de fútbol que tenía, ser regañado y llevarse tareas extras a casa era más importante.