Gehrnam

16 4 1
                                    

- ¿Tienen un pincel? - preguntó Laurence..

- ¿Carbón te alcanza? - respondí alcanzándose una de las maderas de la chimenea.

- Si - contestó él.

Dibujó una runa en uno de los papeles que usaba para planos.

Dibujó una runa en uno de los papeles que usaba para planos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La reconocí al instante. Aunque ellos no lo supieran, yo había estudiado las runas hace años y los grabados en carruajes y armas vendían bastante bien.

- ¿Una especie de d y b combinadas...?- preguntó Ludwig.

- La runa del loco pertenece al grande "Odeon" - respondí.

- Exacto, me pareció bastante acertada - dijo el ex vicario.

- Me gusta - respondí.

- Entonces, ¿esa es la runa de los "cazadores"? - preguntó Laurence. Yo sólo le sonreí.

Los tres estuvimos de acuerdo y empezamos a preparar la próxima estupidez que haríamos.

- Lo primero sería intentar retomar la iglesia, debe quedar alguien - planteó Laurence.

También nos explicó que el estudio tenía suficiente espacio y estaba más o menos preparado para actuar como lugar de refugio; si queríamos limpiar Yharnam, era importante conseguir más gente. Así que Ludwig tomó su nueva arma, Laurence se armó con el bastón y yo aproveché la antigua espada de Ludwig; también llevaría el rifle por las dudas. Una vez armados, salimos pero todavía era de noche, la luna roja brillaba como un falso sol.

La iglesia de la sanación no estaba lejos, sólo unas cuantas cuadras al norte. Habían unas pocas bestias de camino que sirvieron como exploración de la nueva arma de Ludwig, que aparentemente es mágica.

Cuando llegamos, Ludwig decidió patear la puerta para entrar, aunque hubiera sido épico si la puerta no estuviera en el piso. Al entrar, la poca luz que entraba por las ventanas hacia complicado ver el interior, además, el tono rojizo de la luna generaba un ambiente bastante tétrico. Pasillos, escaleras, puertas, todos iban quedando detrás nuestro. Laurence guiaba, cualquier otro se hubiera perdido. Extrañamente, parecía no haber nadie, ni siquiera bestias.

La paz tampoco fue infinita, un fuerte golpe se escuchó un piso por encima nuestro.

- Eso fue un armario - aclaró el que conocía el edificio.

Subimos lentamente usando la espada de Ludwig para alumbrar. Delante nuestro, dos ojos se asomaron desde una de las puertas, levantamos las armas listos para pelear pero frente a nosotros se presentó una persona, una mujer albina que sostenía un collar dorado en su mano y tenía los ojos hinchados de tanto llorar.

- ¿Amelia...? - preguntó Laurence.

- ¿Laurence? Creí que estaban todos muertos - respondió la mujer.

- ¿Qué pasó? - preguntó el médico.

- Las bestias atacaron a todos los que pudieron, y al no encontrar a nadie más, empezaron a retirarse hacia el centro de la ciudad - aclaró la mujer.

Laurence asintió y se giró hacia nosotros.

- Ella es Amelia, una vicaria - nos presentó.

Después de una presentación un poco apurada, empezamos a tapear las posibles puertas y ventanas.

El plan que terminamos ideando fue: Laurence planeaba actuar como el representante "político", él se encargaría de hablar con otros sobrevivientes, Ludwig quería acompañar a Laurence, así actuaría como el cazador de la iglesia y yo entrenaría a otras personas que quisieran pelear; yo era el cazador del taller, el primero del los cazadores del taller.

Fear the old bloodWhere stories live. Discover now