Ludwig

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Después de una charla tranquila entre los tres, decidimos brindar por nuestro médico favorito y al poco tiempo, nos retiramos.

Siempre se me es tan extraño cuando nos reunimos: Gehrnam es el dueño de un taller de carruajes y armas, después de la muerte de sus padres. Laurence es el mejor estudiante de Byrgenwerth, es un médico reconocido, y yo simplemente soy un boxeador de arenas clandestinas, con un traje prestado, ja.

Pasaron unas semanas, las peleas iban bien y esta vez sólo hay un moretón notorio en la cara, podría ocultarlo con una bufanda.

Salí a caminar. Normalmente no me preocupo por la ropa que uso, pero trato de cubrir mis golpes porque no quiero inventarme excusas cada vez que me cruzo con guardias.

Compré algo de pan y aproveché para pasar por el taller de Gehrnam.

Al acercarme, el portón ya estaba abierto y podía ver un carruaje en el medio del taller y Gehrnam en un costado afilando una espada.

- ¿Hola? - dije tranquilamente.

El rápidamente se dio vuelta, al reconocerme, se relajó un poco.

- Hola Ludwig - saludó - ¿Qué te trae por aquí?- agregó.

Levanté la bolsa de tela en mi mano para mostrarle el pan.

- Déjalo en el escritorio y sentate si querés - dijo señalando la mesa detrás de él.

- ¿Hay algo con lo que te pueda ayudar? - pregunté viendo el carruaje.

- De hecho si - dijo sonriendo mientras se ponía sus guantes de cuero - ¿Crees poder levantarlo para sacar la rueda rota? - preguntó mirándome.

- He tenido que levantar cosas más pesadas en la arena - dije sonriendo.

Sin mucho problema, levanté el carruaje mientras Gehrnam sacaba la rueda y ponía un bloque de madera para sostenerlo.

- Gracias, realmente iba a ser complicado para mí - dijo.

Hace tiempo esto hubiera sido imposible; Gehrnam tardó un tiempo en verme como un amigo. Digamos que no tiene la mejor experiencia con las arenas clandestinas, después de todo, a su madre la golpearon hasta matarla en una.

- ¡Hey! - me llamó él - Te llamé dos veces y no reaccionabas - agregó.

- Oh, estaba recordando - respondí.

- Ven, te prepare un café. Aguado y con poca azúcar, ¿verdad? - terminó de decir.

Asentí y comencé a beber, mientras tanto, él trabajaba en la rueda rota.

- Sabés... estoy un poco preocupado por Laury - dije.

- Te entiendo, suena un poco loco, sangre mágica - dijo moviendo los ojos.

- Aparte de eso, nunca lo había escuchado dudar de Willem- comenté.

- Pero es Laurence, es de las personas más inteligentes en el país, sabe lo que dice. Aparte, quiere probarla antes de hacer nada - aclaró Gehrnam.

- Es verdad, confiemos en el médico - dije terminando mi café.

Fear the old bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora