Ludwig

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Las semanas pasaron tranquilas, pero el miedo empezaba a esparcirse y cada vez mas, las bestias se salían de control.

Yo mismo lo había visto. La gente ignoró las advertencias y comenzaron a usar la sangre para tratar heridas menores y enfermedades comunes, sabiendo que podrían correr el riesgo de transformarse.

Y cuando ruedas el dado tantas veces, en algún momento sale un uno.

Los ejecutores también cayeron rápidamente, convertidos en bestias o asesinados por éstas.

Lentamente, la ciudad se tornaba en un caos; bestias por todos lados, personas que quedarían traumadas de por vida, o incluso, asesinadas en muchos casos.

Cuando la situación comenzó a empeorar, decidí tapear la entrada al subterráneo; no fue difícil, lo hacíamos para esconder la arena de los guardias.

Rápidamente, el  bullicio de afuera demostraron el desastre, los gritos, gruñidos, aullidos y arañazos.

Estaba preocupado... ¿Cómo estarían los demás? Eran la poca "familia" que tenía.

Pero unos ruidos en la puerta interrumpieron mis pensamientos.

- ¡Soy John, abran! - gritó mi compañero de peleas desde el otro lado de la puerta.

Los pocos que estábamos dentro, sacamos los muebles velozmente. En cuanto entró mi colega, armamos nuevamente la barricada.

- Todo esta perdido - dijo John tirándose al piso.

- Pero la Iglesia puede hacerse cargo - dije yo.

- ¡La iglesia esta pérdida! - gritó el recién llegado.

Me congelé. Laurence estaba en la iglesia.

- ¡Abran la puerta! - grité

Las otras cuatro personas me miraron como si hubiera enloquecido.

- Ludwig, sé que estás preocupado pero salir ahora es un suicidio - dijo John intentando detenerme.

- Abran la puerta o la tiró abajo - respondí.

- Ludwig por dios, escucha... - golpeé su nariz. No quise que terminara de de hablar, no estaba de humor.

Corrí la barricada y pateé la puerta gritando:

- ¡Cierren! No creo volver -

Corrí por las calles de Yharnam. Había gente arrodillada llorando, casas ardiendo y algunas bestias a la distancia, que por suerte, logré evadirlas sin mucho problema.

Obstáculo tras obstáculo, no sé por qué quedé cerca del taller de Gehrnam, pero bueno, era mi mejor opción pasar por ahí.

- Hey Gehrnam - dije golpeando unas maderas que cubrían las ventanas.

- ¡Por el patio! - lo escuché gritar desde adentro.

Eso hice; trepando la valla, vi a Gehrnam sosteniendo la puerta trasera del taller con una mano y con la otra, un rifle.

Apenas entré, cerró la puerta y la trabó con dos tablones.

- ¿Qué hacías afuera? - preguntó en voz baja, pero se notaba que quería gritar.

- Laurence puede estar en problemas - respondí en un tono similar.

Él sólo negó con la cabeza y se sentó en el suelo con el rifle a su lado.

- Deberías esperar a que se calme el panorama, tengo suficiente suministros para los tres - dijo en un tono de voz más normal.

- Quiero traer a Laurence - dije convencido.

- ¿Perdón? - dijo desconcertado.

- Lo que escuchaste, voy a ir a la iglesia y traeré a Laury - respondí.

- Estás loco - dijo - No voy a poder pararte, ¿verdad? - agregó suspirando.

- No - fue mi respuesta.

- Espera aquí - dijo desganado.

Caminó hacia la parte trasera del taller y volvió con algo envuelto en alfombras.

- ¿Recuerdas el martillo de los ejecutores? - preguntó

Asentí en respuesta.

- Éste es el otro modelo que tenía preparado para Laurence - dijo apoyando el objeto sobre la mesa.

Al sacar las alfombras, rebeló una gran espada negra con bordes reforzados de otro metal.

- Los bordes son de plata, es mejor para lidiar con esos bichos - aclaró.

- ¡WOW! ¿Laury te pidió esto? - pregunté sorprendido.

- De hecho no, era está o el martillo y eligieron el segundo - respondió.

- ¿Por qué? Éste se ve mejor - dije todavía asombrado.

- Y todavía no has visto lo mejor - dijo agarrando la empuñadura.

Lo vi mover dos trabas y de repente, sacó del espadón una espada mas larga. 

- ¿Dos armas en una? - pregunté impresionado.

- Nunca sabes el tamaño de la bestia que tendrás enfrente - dijo.

Tomé el arma y salí del taller.

- ¡Vuelvan vivos! - exclamó Gehrnam

- Lo haremos - le contesté.

Fear the old bloodWhere stories live. Discover now