Ludwig

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Corrí por los pasillos de las catacumbas. Tenía la espada colgada en mi espalda y a ese punto, ya ni recordaba bien como usarla. Si me cruzaba con alguna bestia, la destripaba con mis garras como si eso fuera normal.

Después de varios minutos corriendo, llegué a ver las escaleras por las que había entrado. Mis piernas dolían, sentía como cada vez perdía más de mi mismo. Corrí, tropecé en algunos escalones, pero logré subir y salí al patio de Byrgenwerth; era de noche, la luna llena brillaba sobre el lago cercano.

Caí acostado al piso y no podía moverme, me dolía todo: estaba mareado y no recordaba porqué estaba ahí. Escuché algo caminar por el patio, me giré: era una persona. Estiré mi mano en un intento de pedir ayuda pero al acercarse progresivamente, cada vez parecía menos humano: era mucho mas alto de lo que tenía ser y sus costillas eran muy notorias.

Antes de que me alcanzara, un brillo rojo me segó y pasaron unos minutos hasta que recuperé la vista. Mi cabeza todavía dolía pero podía pensar con claridad. Me levanté del suelo, tomé mi arma, y miré a mi alrededor y no había rastro de la figura de antes, pero algo llamó mi atención. En el lugar donde debería estar la figura, había un gran círculo de pasto muerto y una gran espada clavada en el medio. Lo más preocupante, eran las huellas en el suelo porque parecían manos demasiado grandes y desaparecían al llegar a ese punto.

Colgué la espada de Gehrman en mi espada y saqué el arma del suelo para analizarla; no parecía muy grande pero la sorpresa llegó al pasar mi mano sobre el filo. Éste se cubrió de una luz verde, creando una hoja mas amplia, muy similar a la que portaba antes

 Éste se cubrió de una luz verde, creando una hoja mas amplia, muy similar a la que portaba antes

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Al alzar el arma para contemplarla, me di cuenta que la luna de esa noche era roja. Sacudí el arma y ésta volvió a su forma de espada normal pero su brillo se perdió, como si se fuera volando hacia la luna. Eso me hizo entender que la presencia lunar me había salvado: uno de los Grandes mas poderosos me había salvado, y necesitaba devolver el favor.

Mientras caminaba hacia el taller, una idea cayó en mi cabeza: los grandes quieren gente que los respete y crea en ellos, con tantas bestias eso va a ser imposible. En conclusión, sólo tengo que reducir el número de amenazas en nombre de la presencia y la gente volverá a creer.

Pero necesitaba exterminar a esas bestias, quería cazarlas...

Cazarlas, como a una presa, ese era el plan.

Fear the old bloodWhere stories live. Discover now