41. maleta

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CUANDO DESPERTÉ ESA MAÑANA ENTRE LOS BRAZOS DE DREW un enorme sentimiento de nostalgia me llenó

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CUANDO DESPERTÉ ESA MAÑANA ENTRE LOS BRAZOS DE DREW un enorme sentimiento de nostalgia me llenó. Allí recostada sobre su pecho desnudo apenas recordaba que durante la noche de ese mismo día debía partir para regresar quien sabe cuándo.

Lo observé dormir, tan tranquilo y relajado, mientras soltaba suaves ronquidos por sus labios entreabiertos y no pude evitar sonreír mientras acariciaba su mejilla con suavidad. Sabia que no despertaría, solía tener el sueño algo pesado y además había quedado exhausto de la noche anterior.

Dejé un beso en su frente antes de escapar de las sábanas, colocandome la ropa interior y la camiseta de Drew tendida en el suelo. Mi cabello estaba echo un desastre y sentía el cuerpo adolorido, sabiendo que era resultado de la movida nocturna pasada.

Decidí que seria un buen detalle preparar un desayuno para compartir con Drew. Y eso mismo hice. Piqué fruta, preparé un par de omelettes y exprimi naranja. Mis manos temblaron un poco al momento de tomar la pesada bandeja para llevarla al cuarto, pero lo conseguí exitosamente, dejándola a un lado del ojiazul en la cama.

─Drew─ lo llamé suavemente, pero no obtuve respuesta alguna. Repetí la acción algunas veces más pero no parecía reaccionar o algo parecido por lo que bufé sin mucha paciencia. Me levanté y di unos pasos hasta quedar de pie junto a él y entonces conté hasta tres en mi cabeza antes de saltar para acabar sobre él.

La sábana Blanca lo cubría hasta la cintura, dejando toda su espalda desnuda a la vista, sintiendo que los pequeños lunares allí me llamaban a besarlos uno por uno.

Lo oí quejarse y enterrar su rostro en la almohada mientras yo continuaba picando los lados de su torso y causándole cosquillas. Reí oyendo sus quejas inentendibles a causa de la almohada que interrumpía su voz y procuré no sacudirme tanto para no arruinar el desayuno a nuestro lado.

─ya despierta, perezoso. He preparado el desayuno─

─mhm, no quiero morir aún─ su voz ronca erizó mi piel, pero me ocupé de golpear su brazo ante sus palabras.

─qué insinúas, Starkey? De los dos soy la mejor cocinera─ me crucé de brazos mientras rodaba sobre él hasta llegar del otro lado de la cama. Lo observé suspirar mientras se sentaba en la cama, rascando sus ojos con somnolencia como un niño pequeño. Se veía adorable.

─lo que digas...─

─solo come y cállate─ tomé un cubito de manzana y lo metí en su boca sin preámbulos, tomándolo de sorpresa. Le sonreí con inocencia y llevé a mi boca mi vaso de jugo, mientras sentía su mano atraerme a su regazo.

Me acomodé sobre él y atraje la bandeja a mi regazo, usando el tenedor allí para pinchar la fruta y llevarla a su boca.

Estábamos comiendo a gusto y en silencio, como si no fueran necesarias las palabras. Teníamos en claro lo siguiente que ocurriría, que nos separariamos por un tiempo indefinido y no había necesidad de recordarlo tras cada segundo.

❝𝗡𝗘𝗜𝗚𝗛𝗕𝗢𝗨𝗥❞  DREW STARKEY ©Where stories live. Discover now