❦Capítulo 1

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Llegar a Corea ha sido genial. Ahora entiendo el porqué a mi hermano le entusiasmaba tanto la idea de que viniéramos. Y es que verdaderamente Seúl es hermoso, además de tener una gran variedad de lugares turísticos a los que recurrir cuando estás aburrido.

Hoy era Lunes y con el comenzaba mi primer día de clases en la universidad a la que había ingresado.

Me levanté temprano, me duché, me vestí con ropa casual y por último cepillé mi cabello. Cuando terminé de alistarme bajé a desayunar. Después de haber terminado de comer mi desayuno; salí de mi casa. Opté por ir caminando hasta mi escuela para poder conocer más la ciudad.

Cuando llegué a la universidad, me dirigí hacia el salón que me correspondía y al llegar a este, entré.

Santo cielo

Sabía que había chicos guapos en Corea, ¡pero por Dios! El joven que está frente a mis ojos es jodidamente guapo. El chico tiene cabello castaño, ojos color avellana y tez muy blanca. Si algún día llegase a hablar con él, lo apodaré Snow White.
El hombre es bastante atractivo y lo hace lucir realmente sexy la forma en la que está sentado en su pupitre, con su tobillo derecho recargado en su rodilla izquierda mientras disfrutaba del sabor que le brindaba la paleta que chupaba. Gracias a los movimientos que hacían sus labios a la hora de comer la paleta, puede observar que éstos son muy bonitos. 

Lo observé por un momento y luego decidí sentarme delante de él

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Lo observé por un momento y luego decidí sentarme delante de él. Noté que el chico me observaba de manera atenta cuando me dirigía hacia la banca que estaba frente a él. Puedo asegurar que mis mejillas se ruborizaron al sentir su mirada sobre mí. Otra razón por la que me sonrojé, fue por los comentarios que hacía un grupito de chicas que estaban sentadas en la fila izquierda del salón.

La está mirando, el sexy delantero del equipo de fútbol está mirando a esa chica —chilló una chica de cabello castaño señalándome discretamente.

—¡Ah, que envidia! —concordó ahora una chica de cabello negro.

Pobre, tan cerca estuviste de llamar su atención —molestó una de las chicas a otra.

Cállate —sentenció la víctima y a mí me fulminó con la mirada.

No le tomé importancia a la plática de mujeres y lo único que hice fue sentarme en mi banca y mirar fijamente hacia el pizarrón mientras jugaba nerviosamente con mis manos.

—Hola, mi nombre es Lu Han —se presentó conmigo el chico que estaba detrás de mí cuando me volteé a sacar algo de mi mochila—. ¿Cómo te llamas? —preguntó sonriendo.

Dios, su sonrisa es preciosa.

—Hola, soy ______ —respondí de la misma manera, sonriendo.

—Me gusta tu nombre. Eres nueva en esta ciudad, ¿cierto? —preguntó con interés en mí.

—Sí, así es —contesté sonriendo.

—¿De qué país eres? —preguntó él, continuando con la conversación.

—Soy de Estados Unidos, vengo de San Diego.

—Conozco esa ciudad, es muy bonita —respondió con una sonrisa—. ¿Por qué decidiste venir a Seúl?

—Porque a mis padres les ofrecieron un puesto de trabajo aquí. Por esa razón tuvimos que mudarnos a esta ciudad —expliqué mirando sus ojos.

Me volteé al escuchar la voz de una mujer.

—Buenos días chicos. Hoy tenemos a una nueva chica con nosotros —informó una señora entrando al salón—. Oh, debes ser tú —comentó cuando me vio—. Pasa al frente cielo, para presentarte.

Obedecí a su orden y me posé frente al pizarrón.

—Por favor dinos tu nombre y de dónde eres —me ordenó acomodándose en su escritorio.

—Hola —sonreí—, mi nombre es ______. Soy de Estados Unidos y vengo de la ciudad de San Diego. No quiero ser el centro de atención, pero por favor apóyenme, soy nueva en esta ciudad y necesitaré de ayuda —sonreí—. Gracias.

Cuando terminé de hablar, todos comenzaron ha aplaudir. Uno que otro chico elevaba su celular y lo señalaba en forma de que quería mi número telefónico. Que graciosos.

—Muy bien. Soy la profesora Lee Hye Young y yo imparto la materia de química, bienvenida —se presentó conmigo la docente regalándome una sonrisa.

❁ ❁ ❁ ❁

Fueron 5 clases las que tuve que tomar para luego poder salir a tomar mi desayuno. Admito que estaba nerviosa; muchas personas se acercaron a saludarme, pero no me invitaban a desayunar con ellas.

—¿Quieres estar conmigo en el almuerzo? —preguntó Luhan a mi lado—. Te puedo mostrar la escuela, si quieres.

—Sí, por favor —respondí con una sonrisa.

Estuvimos los dos juntos en el almuerzo y sinceramente Luhan es muy divertido, además de tener un humor adorable. Las apariencias engañan, al principio creí que era un engreído rompe-corazones. Pero es todo lo contrario a eso.

Platicamos un poco, me mostró la escuela y cuando sonó el timbre que indicaba que el recreo había terminado, ambos regresamos a nuestras respectivas aulas. Al término de nuestra última clase, Luhan y yo partimos juntos hasta la salida de la universidad. Nos despedimos en la entrada de esta y cada uno partió por su cuenta.

En mi diario mental concluí que este día me había ido muy bien, y espero que todos los días sean así en compañía de Luhan. Él había despertado en mí un interés que había tenido guardado por tanto tiempo. Ese interés, los chicos. No había tenido intereses hacia ellos después de lo que me había ocurrido con mi antiguo novio. Ese chico fue un error en mi vida.

La Historia De Mi Felicidad ➳ Lu Han Donde viven las historias. Descúbrelo ahora