-Una parte de mí sólo quiere que este año se acabe-, admitió Draco, cuando terminaron el trabajo de los patronus y se acurrucaron juntos en el sofá que Harry había conjurado en el rincón; conjurar una cama le había parecido demasiado atrevido, incluso para él. -Pero entonces me acuerdo de lo que tengo que ir a casa, y no quiero que se acabe nunca-.

Harry pasó una mano por el pelo del rubio. Ya estaban en marzo; sólo faltaban un par de meses para los temidos exámenes OWL, y luego el verano. 

Un par de meses para el momento en que el año escolar de Harry normalmente se iba al infierno en un cesto.

-Lo resolveremos-, prometió, abrazando a Draco un poco más cerca. -¿Cómo están los Slytherin?- Harry sentía que casi no veía a nadie de plata y verde fuera de las clases y las comidas, estos días. Toda la casa se había ido al suelo, incluso los que apoyaban a Voldemort se notaba que algo se estaba gestando, y con todo ese instinto de conservación, la mayoría estaba esperando a ver cómo caían las cosas. 

-Tu pequeño artículo ha puesto a todo el mundo de los nervios-, le informó Draco. -La mitad de la casa ha recibido una carta de sus padres advirtiéndoles de una manera u otra. O bien saben lo que se avecina y no están seguros de poder enfrentarse a Él, o bien saben lo que se avecina y no quieren que sus hijos se pongan demasiado gallitos hasta que el Ministerio haya sido tomado-. 

A Harry se le heló la sangre al escuchar lo inevitable que parecía ser la caída del Ministerio en la mente de todos. No es que le sorprendiera lo más mínimo.

-¿Algún susurro sobre lo que está tramando?- preguntó Harry esperanzado, pero Draco negó con la cabeza.

-Cualquiera que lo sepa no va a ponerlo por escrito, no con Umbridge cerca. Puede que sea una horrible bruja supremacista de sangre pura, pero no es una mortífaga-.

Harry frunció el ceño; a veces le parecía que ella también lo era.

-Bueno, estamos en camino de tener un santuario para el verano-, confirmó, animándose un poco. -He recibido noticias de Farlig; la mansión Potter aún está bajo un encantamiento irrastriable, pero por lo demás no hay nada que me impida físicamente ir allí y tomar las protecciones incluso sin la escritura. Y definitivamente son guardas de sangre-. Con las protecciones de sangre, aunque Dumbledore intentara alegar que era el tutor legal de Harry, no podría entrar sin el consentimiento de éste. No tenía una sola gota de sangre Potter.

-Pero es Imponible-, señaló Draco, frunciendo el ceño. -Nunca has estado allí-.

-Yo no, pero Sirius y Remus sí-, dijo Harry. -Le he preguntado a Sirius, y lo recuerda. Él me llevará una vez que los exámenes hayan terminado y pueda tomar las guardas, entonces estará listo tan pronto como la gente salga del tren-. No estaba seguro de cuánta gente lo necesitaría tan desesperadamente, pero al menos Theo necesitaba un lugar donde ir. Harry estaría listo.

Pudo sentir cómo la tensión se aliviaba de los estrechos hombros de Draco al asegurarlo, y arropó al rubio a su lado, besando su cabeza. -Me encargaré de ello-, prometió. -Mantendré a salvo a todos los que pueda-.

-Sólo espero que puedan llegar a tiempo-, respondió Draco en voz baja. -Mi última carta de padre... está demasiado satisfecho de sí mismo estos días-.

Harry apretó los dientes. Lo que daría por derribar a Lucius Malfoy de su orgullo.

 Lo que daría por derribar a Lucius Malfoy de su orgullo

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