Capítulo 59

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Era un ataque visceral a un hombre que Harry conocía desde los doce años, un hombre que siempre lo había tratado con amabilidad. Si el señor Weasley moría...

Harry apretó la mandíbula con fuerza. No pensaría así. No podía.

Fawkes llegó con una nota de la señora Weasley, diciéndoles que su marido seguía vivo y que iba de camino al hospital. Lejos de tranquilizarlos, sólo hizo que los hijos de Weasley se dieran cuenta de lo grave que era la situación de su padre. A Harry se le revolvió el estómago y se puso en pie de un salto. -Necesito ir al baño-, declaró, saliendo prácticamente corriendo de la cocina. 

Se dio cuenta vagamente de que el retrato de la señora Black ya no estaba en la pared, y pasó de largo para dirigirse al pequeño retrete que había bajo las escaleras. Tuvo una arcada en el fregadero, sacando el té que acababa de beber, con lágrimas calientes goteando de sus ojos. 

-Tranquilo, chico-. Era Bill, y por un momento a Harry le llamó la atención lo parecidos que habían sonado él y Fred, que casi se rió. La mano del rompedor de maldiciones le frotó tranquilamente la espalda. -¿Se avecina algo más?-.

Harry negó con la cabeza. -No lo creo-. Se giró, encontrando la mirada de Bill intensamente. -Bill. La visión... estar dentro de la serpiente se sentía como estar dentro de la cabeza de Voldemort. Exactamente igual-.

El rostro bronceado del pelirrojo estaba pálido y ceroso. -Tuve el presentimiento de que dirías eso-, suspiró. -¿Ella es otra, entonces?-.

-Tiene que serlo-. Un cuarto horrocrux. ¿Cuántos había hecho el hombre?.

-Sí. Joder-. Bill se pasó una mano por la cara. -Al menos lo sabemos. No podemos hacer nada al respecto, con lo cerca que la tiene-.

Eso era definitivamente un problema para una noche futura. -¿Crees que quería que lo viera?- Si Voldemort supiera que podía ver dentro de la serpiente tanto como su propia cabeza, ¿empezaría a sospechar la verdad?.

Bill se encogió de hombros. -No hay manera de saberlo. Pero si sirve de algo, no lo creo. Puede que ni siquiera sepa que la has visto. De hecho, probablemente sabrías si lo hizo. ¿No dijiste que puedes sentirlo cuando está enojado?- Un fantasma de sonrisa cruzó la cara de Bill. -Diría que dar la alarma a tiempo para llevar a papá a San Mungo probablemente le cabrearía, si supiera que eras tú-.

Eso tenía sentido, y Harry finalmente sintió que podía respirar.

-Vamos-, instó Bill. -Volvamos a la cocina. A menos que... no necesitaras el baño, ¿verdad?-.

Harry resopló, negando con la cabeza, y dejó que Bill lo acompañara suavemente de vuelta a la reunión en la cocina. Ahora que se fijaba bien, se dio cuenta de que Sirius también había redecorado este lugar, no de forma masiva, pero donde antes había papel pintado oscuro ahora había una alegre pintura azul huevo de pato, y había sustituido los viejos y mugrientos azulejos por otros blancos. El suelo también había sido limpiado hasta que la piedra gris oscura brilló. 

Sirius le ofreció otra taza de té. Estuvieron sentados en silencio durante mucho tiempo.

Harry no sabía qué hacer. No había nada que pudiera decir para mejorar la situación, sobre todo cuando cualquier cosa que pudiera decir sería probablemente del tipo de que cuando sintió que le clavaban los colmillos, no sintió que se rompiera ningún hueso, así que probablemente eso era bueno.

Eso no sería tranquilizador para nadie.

Sirius mantuvo una mano en su nuca durante un rato, un peso tranquilizador, y distraídamente Harry se preguntó si Remus estaría cerca. Sin embargo, no preguntó. No le pareció apropiado. 

LILY'S BOY Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt