La mandíbula del rubio se tensó, sus pálidas mejillas se colorearon mientras intentaba valientemente no reaccionar. Harry le sonrió, guiñándole un ojo fugazmente. La única respuesta de Draco fue una mirada fulminante.

-¿Qué le has hecho?- susurró George al oído de Harry, con un tono divertido. Los capitanes del equipo se dieron la mano, y Harry soltó una risita.

-Te lo cuento luego-.

En cuanto sonó el silbato, Draco estaba en su escoba y se alejaba a toda velocidad de Harry. Harry levantó el vuelo, con el corazón dando vueltas de alegría como siempre lo hacía cuando volaba. Dio una vuelta rápida, asegurándose de volar delante de Draco, agachado sobre el mango de su escoba.

Su novio lo iba a matar cuando terminara el partido.

Angelina podría haber menospreciado la habilidad de Slytherin, pero ciertamente habían traído su juego A... tanto en habilidad, como en agresión. Crabbe y Goyle parecían centrar todos sus esfuerzos en perturbar a Harry con las bludgers, mientras que los cazadores apenas seguían las reglas de contacto aceptables en su determinación de mantener la quaffle.

Alicia marcó pronto, pero le siguió demasiado pronto un gol de Montague. Harry dejó que sus ojos se dirigieran a Vicky, preocupado, pero en todo caso la de tercer año estaba más decidida a no repetir su error.

Harry la dejó en paz, volviendo a la caza de la snitch.

La quaffle voló de un extremo a otro del campo docenas de veces, con goles marcados y salvados por ambos equipos. Las miradas ocasionales a Draco mostraban que el rubio aún no había visto la snitch, y que tampoco miraba a Harry. Harry sonrió para sí mismo.

Y entonces lo vio.

Como había prometido, se había adelantado a Draco en la zambullida, aunque no lo suficiente como para que el Slytherin le estuviera mirando el trasero. Su mano estaba a sólo unos centímetros de la de Harry, pero éste era más rápido, su mano envolviendo firmemente la pequeña bola de oro. Saliendo de la zambullida y levantando la mano triunfalmente, Harry se giró para ofrecerle a Draco una ocurrencia sobre seguirle... y su visión se volvió blanca cuando una bludger le golpeó con fuerza en el costado.

Cayó de la escoba, que por suerte sólo estaba a un metro y medio del suelo, y se las arregló para mantener una mano alrededor de la Saeta de Fuego mientras caía. Aterrizó más o menos de pie, y las rodillas se doblaron de inmediato mientras el dolor le recorría el costado. -¡Harry!-.

-¿Estás bien?-.

Levantó una mano aplacadora hacia las chicas mientras lo rodeaban, mirando más allá de ellas para ver a Crabbe en el aire con su bate de batidor, con aspecto engreído e impenitente... y a las gemelas con aspecto de matarlo por ello.

-Estoy bien, estoy bien-, insistió, y ni siquiera mentía. Se magullaba, pero no parecía que hubiera ningún daño importante. Su coraza había captado lo peor.

-Golpeó la bludger después de que sonara el silbato-, acusó Angelina, mirando a Crabbe, que ya estaba recibiendo una severa charla de Madam Hooch.

Harry volvió a mirar a Draco, que tenía la cara blanca de furia; no, sospechaba Harry, por haber perdido el partido, sino por la conducta antideportiva de Crabbe. -Estoy bien-, dijo Harry de nuevo, dirigiendo sus palabras a sus compañeros de equipo mientras sus ojos seguían mirando a su novio.

Los Slytherins del público estaban abucheando y pateando, pero no importaba Gryffindor había ganado. El resto del equipo aterrizó, Fred y George se abalanzaron inmediatamente sobre Vicky para elogiarla, le pellizcaron la coleta y la golpearon en la espalda con orgullo.

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