XXXXX

117 11 8
                                    


It's bittersweet to think about the damage that we do
'Cause I was going down, but I was doing it with you
Yeah, everything we broke, and all the trouble that we made
But I say that I hate you with a smile on my face

Oh, look what we became

All the things I did
Just so I could call you mine
All the things you did
Well, I hope I was your favorite crime

Favourite crime - Olivia Rodrigo



LeBlanc tenía toda la espalda llena de pecas. No era la primera vez que las veía ni la primera vez que se fijaba. Una vez, en la casa de la playa de Grey Ezra y él habían tomado tanto ácido que les dio una paranoia loca y salieron corriendo desnudos, hubo que salir a buscarles. Aún se reía cuando pensaba en esa historia.

Ahora su espalda significaba otra cosa. La forma de sus hombros significaba otra cosa. Los leves arañazos que aparecían en algunos rincones de su anatomía eran otra cosa. Estaba dormido, boca abajo, con las manos bajo la almohada. Cuando LeBlanc dormía no había manera humana de despertarle; o tenía la alarma a un palmo de la cara o era como si no oyera nada. En su casa tenía uno de esos despertadores rojos, vintage, que sonaban como si

Si te tienes que parar a pensarlo es que no te sientes mal. Juliet tenía que darle muchas vueltas a todo para conseguir un ápice de arrepentimiento. Sabía, efectivamente, que todo se iba a volver más complicado a partir de ese momento, que quizás habría una conversación larga detrás y que quizás no sería fácil mantenerla. Pero no le importaba. No conseguía sentir que algo de aquello había estado mal.

Pasaba el mediodía. Habían dormido poco. Y habían follado mucho sin hacerse preguntas sobre nada que quedara fuera de esa habitación. Y había estado bien. Ahora, una vez se empezaba a difuminar la embriaguez de las primeras veces, todo aquello empezaba a dejar de parecerle un sueño y adquiría magnitudes reales.

La luz del sol entraba por la ventana, difuminada por la suave cortina. Su pelo le parecía de un color más intenso, de una tonalidad de otro mundo. Todo él le parecía como salido de otro mundo, como el personaje de una novela, de una película. Hundió la mano en su pelo, deslizó los dedos por su columna hacia abajo y luego hacia arriba. Su piel se erizó poco a poco en una respuesta natural y silenciosa.

Follar con LeBlanc era justo lo que ella había imaginado que sería follar con LeBlanc. Y le había dado algunas vueltas a eso en los últimos tiempos. Tenía una forma amable y diplomática de hacer todo, también en el sexo. No invadía, no arrollaba; lo volvía todo intenso de una manera diferente, pausada. Sin prisa. No perdía el control; sabía lo que hacía en cada momento. Y lo hacía bien, joder.

No tenía nada que ver con... lo anterior.

Todo era evidente con LeBlanc. No había nada que adivinar; cuando hacías algo que le gustaba siempre había un gemido, un temblor, una reacción. No se escondía detrás de nada. Eso también era diferente.

-¿Qué?-ni se había dado cuenta de que se había despertado.-¿Por qué te has puesto roja?

-No me he puesto roja.

Se volvió, colocándose de lado. Pasó un brazo por debajo del cuello de la chica. Pasó el pulgar por debajo de su ojo izquierdo con cuidado, retirando algún resto de maquillaje o alguna pestaña. No dijo nada. Los silencios con él nunca tenían que ser llenados con nada más. Pero aún la ponían un poco nerviosa.

-Bueno, pues no te has puesto roja.- le colocó un mechón de pelo tras la oreja. Le acarició el cuello, los hombros, el brazo, para después volver a subir. Era agradable. Normalmente odiaba que le tocaran la cara pero decidió que no diría nada, que dejaría fluir ese cosquilleo como había dejado fluir todo lo demás.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 18, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora