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No quería casarse, eso estaba claro, demasiado claro. Pero lamentablemente no era decisión suya y aunque dijera múltiples veces que no lo quería sus suplicas eran ignoradas.

Solo sabía que se casaría con el hijo único de los Kokichi, una família que tenía un título de alto estatus a pesar de estar en la ruina, aunque ese detalle no lo sabía nadie de ese pequeño y aburrido pueblo.

- ¡apurate Rantaro! ¡vamos a llegar tarde! - le gritó su madre desde el segundo piso y con lo que parecía ser un tono enojado.

El mencionado soltó un suspiró y dio una ultima mirada a su traje negro en su espejo para luego bajar con algo de prisa para evitar que sus padres se enojaran más.

Subieron a la carroza lo más rápido que pudieron mientras que tenían una - no tan - agradable plática.

- ¿No debería Ouma casarse con alguien más? - cuestionó Rantaro, sin entender del porque se tenía que casar con alguien que perfectamente quedaría con un Lord o otra chica de família adinerada.

- ¿Qué dices? estamos a su nivel, quedarán perfectos. Aunque es lamentable que tengas que casarte con un chico - se podía notar perfectamente la decepción en sus palabras.

Claro que ninguno de los padres casaría a sus hijos si es que las circunstancias fueran otras, pero al beneficiar ambas partes no les importaba en lo absoluto unir en matrimonio a sus dos hijos.

Rantaro volvió a soltar un suspiró - esta bien.. - contesto, dirigiendo su vista a la ventana de la carroza y viendo que ya habían llegado a su destino.

Bajando de la carroza, siendo lo primero que hicieron al llegar a la puerta fue tocarla con la manija.

A los segundos escucharon unos pasos acercarse, debía ser el mayordomo que tenían.

- Vaya, ¡tienen una linda casa! - halago su madre a los Kokichi, al momento en que entró.

- Gracias, el ensayo comenzará en unos minutos, por el momento tomaremos el te en la sala principal, siganme - los adultos obedecieron y fueron detras de los que eran los padres de Ouma.

Rantaro se quedó atras debido a el piano en la casa de los Kokichi que había llamado su atención, esperó a que los adultos no estuviesen para poder sentarse y empezar a tocarlo,empezó con una melodía que hace unas semanas había aprendido y se había vuelto su favorita.






En uno de los cuartos de esa gran mansión se encontraba un chico de estatura baja y cabello púrpura algo desordenado. Estaba dándole una ultima mirada a su traje, con un saco y pantalón negros siendo su camisa y corbata lo único blanco en su vestimenta.

Lo que hizo que bajará antes de tiempo fue la melodía que escuchó en la parte de abajo de su hogar.

Cuando por fin estuvo abajo pudo ver a un chico peliverde y que sería de su misma edad.

- tocas muy bien - expreso el de cabello purpura, colocandose a un lado del peliverde.

Automáticamente al escuchar eso Rantaro se levantó lo más rápido que pudo, tirando el banco a su paso mientras que se alejaba un poco del instrumento.

- Yo, lo siento, eso fue muy atrevido y descortes - realmente se sentía avergonzado por haber sido atrapado en aquel acto, aun si lo habían alagado por eso - por cierto, Eres Ouma, ¿no? -

- !Denle un premió a Rantaro Amami por haber atinado! - expresó con evidente sarcasmo el de menor estatura mientras se daba una media vuelta como si hubiera dicho eso ante un público - Sí, soy Ouma, un gusto Rantaro - se volvió hacía el mencionado para finalmente levantar el banco con ayuda del peliverde y sentarse en uno de los extremos.

corpse brideWhere stories live. Discover now