-Pídelo tú- me miró incrédula.

-¿Que te fumaste?- me senté encima del escritorio - sabes que va a empezar con un discurso de quien sabe cuantas horas y va a mandarme a...

-A Jack, no te dirá que no- se sentó a mi lado.

-Tu hermano me trata como una cucaracha, no voy a decir la primera palabra cuando ya me va a estar enviando a joder a otro lado- volvio a levantarse.

-Vamos Esther, tenemos que ir, no puedo quedarme en casa sabiendo que ya le dije a Mila que sí, me van a destruir y todos van a perderme respeto por mentirosa- negó y luego suspiró.

-Neah, muy bien esto es lo que haremos-

°°°

Mire con intriga el papel en mis manos. Hace unos minutos había pasado Mila dando cartelas del juego solo a los más importantes del colegio. Yo estaba en esos.

Explicó, este juego se realiza cada año, inventado por mi hermano. Consiste en ver qué personas tiene más ligues en un límite de tiempo y este año eran tres meses. Debías ir anotando y sacar fotos de esas personas, cada beso que dieras para saber quién sería el ganador. El premio siempre ha sido ganar popularidad y unos cuantos dólares. La cantidad suele ser alta.

También consiste en apuestas, y si llegas a tener de ligues a un de los jugadores son diez puntos. Subes en la lista.

Este es segundo año en la universidad y quiero participar. Es una ley y más siendo hermana de Jack y amiga de Leo, Damián y Mila. Mi hermano se va a volver loco, pero no hay de otra, siempre he hecho lo que quiero. Tengo diecinueve años y no quiero ser una niña de papi y mami para siempre.

Odio ese título.

Así que lo primero que hice fue anotar mi nombre y el de mi amiga en papeles diferentes y dejarlo en el correo de Mila. Mordí mis uñas. ¡Joder! Jack va a enojarse muchísimo. Pero que le den.

Ya no hay vuelta atrás. Así que camine por el pasillo casi solo con las manos temblando, porque los resultados de los aceptados serían mañana.

Esther va a matarme.
Jack va a matarme.
Mis padres van a matarme.
Y Leo va a matarme.

Pero vale la pena el riesgo.

°°°

-¡Mamá!- le llamé pero esta no me contestó. Subí a mi habitación y deduje que estoy sola en casa, además de los empleados.

Jack me dejó aquí y luego se fue a encerrar en su habitación con Mila, su novia claro. Papá está trabajando y mamá seguro se fue con sus amigas a chismear.

Deje caer la mochila y me lancé en la cama mirando al techo. Mi habitación es un asco, toda de rosa y es que mamá no me ha dejado cambiar el color. En serio, odio mi vida.

Cerré los ojos y suspire. Lo único que se oía en mi habitación era mi respiración calmada y luego unos gemidos. Estupido Jack. Golpeé la pared con fuerza para que me escuchase.

-¡Callense Joder, trato de dormir!- mentí. Pero en vez de bajarle empezaron a sonar más fuerte. Tape mi cara con la almohada y ahogue un grito. Me desespera que todos hagan lo contrario a lo que digo.

Lancé la almohada y me levanté frustrada, salí de la habitación y baje las escaleras a toda velocidad. Me metí en el garaje y abrí la puerta del coche, lo encendí y empecé a tocar la corneta a todo volumen. Sabía que Jack no tardaría en bajar.

Mamá odia que traiga mujeres a casa para hacer sus jodidas maricadas. Y más si es Mila. Seguí tocando hasta que lo vi llegar con cara de pocos amigos. Sonreí con malicia.

Sin Permiso✔Where stories live. Discover now