IV

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Me aclaré la garganta. Me dio vergüenza, el agua que casi había terminado de tomar había intentado desviarse y quizá me hubiese ahogado si no tomaba medidas.

Me dio vergüenza que Tomoe llegase a reírse de mí.

Le hubiera devuelto la jugada de una u otra forma pero, de todas formas, no quise arriesgarme.

---Así que... es domingo--- dije con sencillez, jugando con la botella vacía entre mis manos.

---¿Todavía no te espabilas?--- preguntó Tomoe, parecía relajado aunque fuese un poco. Pensé que sólo de noche lo había visto estar en ése estado de tranquilidad, en el que la luna le iluminaba el cabello y, aparentemente, le traía la oportunidad de respirar.

---Lo hice hace mucho. Corrimos ésta mañana porque Nanami pensó que hoy era... mañana--- anuncié después de humedecer mis labios, sonriendo porque me parecía una oración con un acabado chistoso.

---Casi nadie hace eso--- me comentó, y no comprendía qué era lo que se suponía que decía, así que simplemente lo miré--- Eso de tomar... ¿medio litro, es?

Pensé en él.

Pensé en Tomoe durmiendo sólo todas las noches, angustiado por la soledad provocada por la falta de Mikage. Y me preguntaba, si él me encontró cuando por primera vez charlamos bajo la luz de luna, ¿miraba él la luna pensando en lo sólo que se sentía el mundo sin su amo, enmascarandolo con furia?

Pero lo vi mirando mis ojos fijamente, como si fuera a hablar. Tuve que bajar a la tierra y contesté.

---Medio litro.

---Pues nadie toma medio litro de agua antes de desayunar--- espetó casi sonriendo.

---Mal por ellos, mal por ti. Se siente bien.

Era verdad. Ahora se sentía bien.

Apreté los labios, pensando.

Y al final hablé.

---Bueno, todo tiene un por qué--- intenté dar misterio. Pero era cierto de todas formas--- Antes bebía mucha agua porque calmaba el hambre.

Tomoe continuó viendome casi inexpresivo, porque por un segundo creí verlo fruncir el ceño.

---¿Hambre?--- preguntó con simpleza. Yo aún era una muchacha, claro que me preocuparía de una u otra forma el como me veía, porque claramente me gustaría que el chico que daba brincos a mi corazón le diera lugar a cumplidos en una conversación.

Pero a su vez, había pasado una gran parte de mi vida creyendo que no tenía demasiado sentido preocuparse por el físico, pues no habían muchos chicos que encontraran adorable a un "perro de orejas cortadas".

A veces sentía que, como me faltaba esa parte, también me faltaría la del sentido estético.

Pero luego recordaba que el amor te hace preguntarte si realmente, a ese chico de un cabello más hermoso que el tuyo, le importa el como te veas. Quizá no, pero a tí te gustaría tener unas uñas hermosas para lucirlas al tocar sus manos, unos brazos suaves, para abrazarlo con cariño.

Quizá unos...

---No necesitas calmar el hambre, tu cuerpo está bien, es proporcional. Y si es el atractivo lo que te preocupa, déjalo--- Aoi, que tomó lo que el opuesto le había dicho como una especie de halago, parpadeó fingidamente confundida.

Además, alzó una ceja.

---Oh, ¿Tan mal estoy?

---Al contrario--- espetó--- Y no me refiero a esas cosas de que la belleza está en el interior.

Apreté los labios.

No evité sonreír. Sentí una brisa que me daba ganas de suspirar, sentí una pequeña frescura en los brazos pese al calor.

No era abrasador, era suave y estaba presente. Como el cariño de Tomoe, un idiota sí que era, pero no dejaba de portarse bien contigo si es que eso era lo que la situación ameritaba.

---Tú eres más lindo, y tu cabello largo era precioso. Si lo tuvieras así otra vez, me opacarías--- él se dirigió a mirarme, como si realmente no se lo hubiese esperado. De alguna forma, sabía que él estaba esperando un remate irónico para decirle que me gustaba, pero que no se lo creyera mucho.

Aún estábamos programados, desde siempre, para pensar menos en el cariño y en el amor. Creo que más de una vez debimos haber ignorado la existencia de sentimientos fuertes y duraderos enlazados a cosas más tangibles, como los placeres carnales.

Y lo sé, sé que soy, o fui; una empática, pero eso no me impide desconocer muchas de las emociones que realmente importan.

El amor viene en sobres distintos, y a mí me había tocado el naranja, uno amistoso y feliz. Creo que pensaba que ése era el sobre que guiaría mis sentimientos siempre.

Al parecer, el sobre rojo, que hace vibrar al alma, también puede hacer su lugar en mí.

---Lo dejaré corto entonces.

Parpadeé, eso no lo esperaba.

---¡Aoi, ayuda!

Casi que deseé con todas mis fuerzas ignorarlo, ignorar que la voz de Nanami me llamaba para algo que seguramente no requería de mi presencia.

---¿Qué dijiste, Tomoe?--- lo había oído, pero quería oírlo. Mejor dicho, quería que me dijera otra cosa.

---Te llaman por allá...--- asentí, con poco ánimo, casi. Él, aparentemente, dudó en continuar hablando, quizá no le pareció tan buena idea hablarme cuando estaba sólo enseñándole la espalda para irme--- ... luego te seguiré queriendo, no hay problema.

Abrí los ojos como si nunca hubiera oído nada parecido, nada tan sorprendente.

Giré la cabeza, pero él simplemente se había dado la vuelta, no podía mostrarle mi sonrisa y mi asentimiento. No podía, tampoco, pensar demasiado en besarlo otra vez.

Me quedé quieta un momento, pero él simplemente comenzó a darse en su camino, como si eso nunca hubiera sucedido.

---Tomoe--- se detuvo, lo que me hizo festejar internamente. Quería verme más madura, más fuerte. Quería saber que podía hacerlo sentir algo con acciones propias, y no con que él simplemente me lo dijera. Él hizo ademán de darse la vuelta, pero se detuvo antes de concretar tal cosa--- Igualmente. No me iré por mucho rato, te lo prometo.

Quizá, decir eso no tendría ningún sentido para las otras personas, pero creí que tendría valor para él.

Creí fielmente que si le decía que volvería, y lo cumplía, habría alguien que sí había vuelto. Alguien habría vuelto por su amor, porque le importaba lo suficiente, y si Mikage había desaparecido hacía tanto tiempo, ahora le tocaba a alguien más hacerle notar que el problema no era él.

Tomoe nunca habría sido el problema, y era un chico fuerte. Merecía que alguien volviera a decirle algo como: "ya llegué, lamento la tardanza. Dime, ¿Cómo estás?".

Yo quería ser ese alguien, quería ser digna de ello.

Quiero serlo.


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Creo que ésto va a ser 0% fiel a la historia original, VEREMOS.

Nada, perdón por no actualizar hace tanto, acá está el bebé sjsjsjs

Another Date With The Moon || Kamisama HajimemashitaOnde histórias criam vida. Descubra agora