Juro que ahora mismo podría levantarme e ir hacia ellos, pero anoche decidí que no causaría problemas para no ser enviado a casa. Mi decisión aún picoteaba mi cerebro, en todo lo que llevaba sentado ahí me he estado debatiendo en declinar o continuar como quiero. He pensado en él, estoy seguro que me pediría seguir aquí y me aseguraría que él se encargaría de no correr peligro, conociéndolo y conociendo su personalidad podía imaginarlo recordándome con molestia que él no era un párvulo inquieto al que debían cuidar. Pero yo quería cuidarlo, y pensar en que puede pasarle algo me aturdía los sentidos, más si era por mi culpa.

Por otro lado, estaba la parte egoísta, la parte mía y lo que yo quería. He estado aquí, he luchado y hasta llorado por mantenerme entre el grupo "elite" y hasta quiero llegar a ser un superior algún día. Me había acostumbrado a esto, y dejarlo por una amenaza tonta se me hacía tan cobarde de mi parte que simplemente no podía hacerlo. Entonces, ahí estaba la duda ¿Realmente hacía lo correcto? ¿Estoy siendo egoísta? Necesito un respiro de todo esto, o mi cerebro va a fundirse de tanto pensar.

Al pasar de dos horas, todos acabaron el ejercicio. Estaba casi igual de sudado que ellos, solo que yo al permanecer quieto no provoque tanta transpiración. Cuando mis compañeros se sentaron sobre la arena a tomar un descanso, el encargado del entrenamiento se acercó a mí y estando frente a mí persona, enjarro sus brazos a su cintura bajando la cabeza para verme.

-Satō -Me llamo, yo me puse de pie inmediatamente para realizar el saludo correspondiente y luego colocarme en posición recta.

-Señor -Respondí con la mirada al frente. Mi cuerpo se sintió cansado, solo he dormido poco y el sueño empezaba a apoderarse de mi empujado por el caluroso clima que hacía.

-Descanse, soldado -Ordenó y yo agradecido relaje mi cuerpo. Entonces pude verlos a los ojos esperando alguna otra orden. -Estoy al tanto de todo lo sucedido. Te han dado un día más de descanso, pero mañana deberás volver al entrenamiento. Me han dicho que estás a prueba, por lo cual seré más fuerte contigo y quiero que estés avisado para que prepares tu mente ¿Entendido? No quiero perezosos, Satō, demuestra porque debes seguir aquí.

-Si, señor -Conteste asintiendo con la cabeza. -No se repetirá, gracias -Hice una pequeña reverencia y él se giró sobre sus talones.

-No nos decepciones -Dijo antes de marchar nuevamente a su puesto. Mis ojos le siguieron en su andar para luego desviarse a Kuze, él también me observaba.

Alzo su brazo un poco doblado, con dos de sus dedos en la otra mano golpeó suavemente su muñeca. No tuve que darle muchas vueltas para entender que era una señal de "no te queda mucho tiempo" apreté los labios, regresé a la banca y sin quitarle la mirada de encima, me senté despacio.

No Kuze, no voy a irme.

Espero lo haya entendido, quizás su reacción la cual cambio de divertida a seria, signifique eso, y mientras bajaba sus brazos con lentitud camino hacia sus amigos también me arponeaban con la mirada.

Vendrían detrás de mí, lo sabía, y no iba a dejarme. Aunque suene contradictorio conmigo mismo, si ellos querían guerra, bienvenida sea, ya estábamos en el campo después de todo.


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Llegada la hora final del entrenamiento, los soldados fueron colocados en fila y en grupos entraban a las duchas para luego salir y enfilarse nuevamente. Tuve que esperar hasta que el último saliese para poder ir yo y ducharme en paz. En el fondo lo agradecí, aunque me sentí ofendido por haber sido separado de ellos.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now