- Takashi...! -Susurró.

Minutos luego... 10:10am.

El chico salió del baño con una bermuda marrón y una camisa roja, vio a Lizzy dormida.

- Bueno, te dejaré dormir - Dijo con una sonrisa.

Luego bajo las escaleras y camino hacia la cocina a hacer el desayuno.

Otros minutos luego... 10:25am.

- ¡Dormilona, hora de despertar! - Le acarició el cabello, pero no funcionó - Debes de estar cansada, así que será mejor dejarte descansar - Le besó la frente, la acobijó y salió.

- ¡Takashi! - Lo llamaron, provenía de su habitación. Regresó y abrió la puerta, ella seguía dormida - Takashi! - El chico miró a los alrededores, se asomó por la ventana y no vio a nadie - Takashi! - Lo escuchó otra vez, pero más bajo.

- ¿Lizzy? ¿Estas despierta? - Volteó a verla.

- Takashi! - Hablaba dormida. Al chico le dio gracia, sacó una sonrisa y se fue.

El chico de cabello negro salió de la casa y se encontró a Tomoko.

- Hey!! - Saludo su amigo.

- Hola Tomoko! ¿Qué haces por aquí? - Preguntó.

- Es que estoy buscando a mi hermana, dijo que te iba a visitar!

- Si, se quedó dormida en mi habitación! Se veía cansada.

- ¡Esa niña! - Se enojó.

- Calmate, no es nada! Le dejé su desayuno en la cocina, así que no debes preocuparte por eso.

- Entiendo, gracias! - Suspiro y se calmó - ¿A donde te dirijes?

- Esto... Voy a...

- ¿Vas a casa de Mía? - Dedujo.

- ¿D-De qué hablas? - Se asombró.

- Se que Mía llegó ayer... Dijo que te visitaría! Al parecer lo hizo.

- Si... Lo hizo - Miró al suelo.

- ¿Te encontró con Inoue?

- Si... Ella me besó y Mía nos vio.

- Entiendo.

- Debo hablar con ella y disculparme.

- Pues ve!

- Muy bien, cuida de Lizzy.

- Es mi hermana, claro que lo haré!

Takashi salió corriendo hacia la casa de Mía, y Tomoko entró a casa a acompañar a su hermana.

Minutos luego... 10:37am

Mía estaba sola en casa, y acostada en su habitación abrazando un peluche gigante de un oso polar, el cual le había dado Takashi antes de que se fuera de viaje, estaba muy triste por lo que vio... Se sentía traicionada y enojada.
La calle era muy silenciosa, por que casi no pasaban automoviles, ella miró hacia la ventana al escuchar unos pasos que provenían de afuera; era el chico que la hirió inconscientemente, corría hacia la puerta de su casa.

- (¿Qué querrá?) - Pensó la chica al verlo así - Mejor bajo - Habló sola.

El chico se tomó un pequeño descanso y cuando iba a tocar la puerta, se abrió.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó sería Mía al verlo a los ojos.

- H-Hola! - Se sorprendió.

- Hola - Dijo de mala gana - ¿Qué quieres?

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