9. Siéntate, cuéntame todo

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Asteria

—¡No te muevas! ¡Me estás mojando! —me regañó Brendan mientras sostenía la regadera.

—¡Ya no quiero que me tires agua! —grité malhumorada.

—¡Es para que se te baje lo borracha!

—¡Pues ya está! —volví a gritar.

Intenté salir de la tina, pero me resbalé y terminé usando mis manos para aferrarme a algo.

Lo malo que ese algo fue Brendan, así que terminé jalando de sus brazos y ocasionando que se caiga conmigo.

—Por Dios, ¿No puedes quedarte quieta? —masculló con molestia, tras intentar sentarse en la tina mientras se quejaba por el golpe que recibieron sus rodillas al caer dentro de la tina.

Al terminar de sentarse junto a mi, bufó malhumorado. Y como ya estábamos mojados.... ¿Para qué intentar salir de allí? Era en vano.

—Hacia mucho no me ponía borracha —conté de la nada, como si a él fuera a interesarle—. Últimamente mi escape suelen ser los libros, no el alcohol. Pero ambos son igual de adictivos.

Brendan alzó una ceja, pensativo.

—¿Los libros son adictivos? —dudó.

Chisteé, como si su pregunta fuese un insulto.

—¡Claro que son adictivos! —recalqué—. Los libros son lo mejor que pudo pasarme. No solo me distraen del mundo real, si no que también me hacen feliz. Aunque a veces lloro como bebé recién nacido pero aún así, amo leer.

Brendan asintió. Sin saber qué decir.

—¿Tienes algo que te ayude a evadir los problemas? —cuestioné, aunque en mi interior tenía la sospecha que mi pregunta era un poco estúpida, es decir, lo conocía. Sabía que le gustaba beber cerveza a no más poder, que fumaba y que rompía guitarras.

¡Oh! Y que tenía sexo como un maldito salvaje y descontrolado. Aunque por suerte nunca había leído dichas escenas. Eso solo era un rumor del libro.

—La música —dijo tras un silencio largo—. Tocar la guitarra, cantar, sentir la euforia de estar en un escenario o los gritos del público. Ese es mi escape.

Lo miré incrédula. No se me habría ocurrido jamás que él fuese a valorar tales cosas.

—¿Cantaste Confident para mí? —pregunté de golpe.

No quería quedarme con la duda. Y me lo hecho de estar ebria facilitaba que me desenvuelva fácil.

—La canté porque me gustó y en algunas ocasiones me recordó a ti. Pero no puedo confirmar que te la haya dedicado —dijo serio mientras miraba fijo el suelo, hasta que alzó su mirada y se centró en mí—. Pero tampoco lo negaré.

—Eres demasiado confuso.

—No soy real, qué esperas —masculló.

En ese momento sentí ganas de decirle "Siéntate, cuéntame todo". Pero la poca confianza que él tenía en mí me hizo saber que no era el momento o al menos, no era su momento de sincerarse.

—Será mejor que salgamos de aquí o enfermaremos.

Iba a negarme por el solo hecho de querer llevarle la contraria, pero ya comenzaba a tener frío y la ropa mojada comenzaba a incomodarme demasiado. Así que por esa vez, le hice caso.

Al salir de la tina con cuidado, Brendan colocó uno toalla por sobre mis hombros. Sus manos se posaron en estos y su mirada intensa no dejó de verme a los ojos.

—Tienes todo el maquillaje corrido, pareces un mapache —dijo con seriedad, hasta que noté un intento de sonrisa por su parte.

—¡Ni se te ocurra reírte de mi!

—¡Es que sí pareces un mapache! —refutó él, reprimiendo una risita.

—¡Oh, idiota! —me quejé e intenté darle un golpe en el pecho, pero él fue más rápido y me tomó de la muñeca.

No sé qué fue lo que ocasionó que terminemos más cerca, pero la distancia se acortó y su mirada me estaba consumiendo.

—¿Crees que siga siendo un idiota para toda la vida?

Su voz sonó diferente, como si realmente le interesara mi respuesta. O más bien, como si le preocupara que así sea.

—Creo que tranquilamente puedes mejorar como persona, a lo largo del tiempo maduramos y aprendemos de nuestros errores.

Durante unos instantes él dudó acerca de mi respuesta, pero tras varios segundos de silencio soltó mi muñeca y asintió con la cabeza.

—Iré a dormir al sofá —dijo serio.

Asentí rápidamente ya que el frío comenzaba a notarlo por todo el cuerpo, así que me puse mi pijama a las apuradas y salí del baño con el cabello goteando agua.

Estaba lista para irme a dormir, pero mi estómago rugiendo me hizo saber que tenía ganas de comer aunque sea una galleta. Así que me dirigí a la cocina.

Al pasar por la sala ni siquiera me interesé en saber algo sobre Brendan, pero cuando ya tenía mis galletas dulces y volví a pasar por sala tuve que mirar dos veces para entender lo que mis ojos observaban.

Tragué grueso mientras sentía las mejillas arder.

—¿Vas a quedarte mirándome como si fuera un dulce o qué? —su voz ronca me hizo sobresaltarme.

Él estaba recostado en el sofá, solo en bóxer y sin siquiera taparse con algo.

Había creído que estaba dormido, pero no, solo miraba el techo con amargura.

—Lo siento, no quise mirarte tanto es que...

—Ya vete a dormir, Asteria.

—Ya pero quiero explicar que...

—Asteria, vete a dormir.

Suspiré de mala gana y me dirigí a mi dormitorio.

¿Desde cuándo le hacía caso?

¡Maldito Brendan!

Al recostarme en la cama me dispuse a devorar las galletas y a pensar sobre lo caótico que resultó salir de fiesta.

Pero tras aburrirme de pensar y tomar mi móvil, comencé a leer algunas notificaciones que aún no había chequeado.

Mis ojos iban y venían leyendo a toda velocidad, porque el mensaje que menos esperaba leer, allí estaba.

—¡¿Pero qué mierda?! —exclamé.

Uuuuh tendremos #chismecito en el próximo capítulo jeje

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Uuuuh tendremos #chismecito en el próximo capítulo jeje

Gracias por seguir las actualizaciones y por brindarme tanto apoyo. Espero que les vaya gustando la novela.

Las amito 🎸💗

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