ESPECIAL 10

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La fiesta de compromiso de Luna acaba de empezar. Se oye la música y se percibe la alegría de los invitados. Desde el balcón de mi habitación, observo cómo van llegando en parejas, cómo bajan de sus carruajes usando sus mejores máscaras y cómo se burlan en voz baja de la mala suerte de mi hija. Creen que no me he dado cuenta, pero no es así. Sé que les parece gracioso que su Alfa no tenga un linaje “digno”, aunque nunca se lo dirían en la cara.

—¿Estás lista? —me pregunta Gonzalo entrando a la alcoba. Lleva un traje verde oscuro y una máscara plateada.

—Sí —digo antes de colocarme mi máscara.

Esta vez el confeccionista escogió combinar el azul noche con detalles dorados. Su musa fue el cielo nocturno, el cual también inspiró mi vestido y el collar de media luna que llevo. Es un nuevo estilo para mí, algo extravagante debería decir, pero me gusta.

—Luces hermosa. —Sonríe acariciando un mechón de mi cabello castaño.

—Gracias —contesto apartando su mano para luego sujetarla con cariño—. Ya deberíamos bajar.

Intento guiarlo hacia la salida del cuarto, pero me detiene. Supongo que no lo pudo evitar. Después de todo, no hemos terminado nuestra última discusión. Sé que sigue molesto conmigo y yo no he podido evitar devolvérselo.

—Sé que fui un poco brusco contigo durante el anuncio de las parejas predestinadas —dice en voz baja dando vuelta para encararme—. Por eso, te pido perdón.

—Perdonado —intento bromear para aligerar el ambiente—. Yo... yo también me he comportado muy mal contigo y con Luna. —Agacho la mirada con vergüenza. —Fue muy infantil de mi parte.

—Acepto tus disculpas. —Acaricia mi mejilla con ternura, elevando mi rostro para vernos mutuamente. —Sin embargo, lo del tema de Luna y, en general, sobre nuestros hijos...

No me gusta el rumbo de está conversación.

—Sabes muy bien que lo he intentado. Desde que di a luz a Luna intenté cuidarla, crear un lazo, pero se me hace imposible —confieso con tristeza—. También lo intente con José y Mariano, pero no puedo. Es como si estuviera maldita o algo. —Me aparto de su lado para caminar hacia el balcón. Él igual me sigue. —Sí los amo, por supuesto que lo hago. Lamentablemente, mi lobo no los acepta.

—Tal vez no estás tratando lo suficiente —dice intentando reconfortarme.

—¿En serio me estás diciendo esto?

—Es que no lo entiendo. —Frunce el ceño. —No debería pasar esto.

Y lo curioso es que, años atrás, estaba tan feliz por estar embarazada. Realmente esperaba tener a mi primogénita y criarla con todo el cariño del mundo.

—Las cosas siempre pasan por algo —suelto con nostalgia—. Creo que ahora sí deberíamos bajar.

—Vamos. —Toma mi mano. —Y, de igual forma, espero que hables con Luna y te disculpes.

—No te preocupes. —Fuerzo una sonrisa. —Lo haré.

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«La Omega del rey» •  [Historia original]Where stories live. Discover now