Jueves

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Jueves

Si los buenos momentos se pueden tornar en malos...

¿Por qué los malos no se podrían tornar en buenos?

Incluso más que buenos, los mejores en mucho tiempo.

Era un jueves; un atareado, agobiante, cansino y pesado jueves donde el Equipo Avatar junto a Lin, Tenzin, Varrick y Zhu Li (O "Equipo Avatar plus versión extendida" como solía llamar Bolín) habían estado reunidos sin descanso en la mansión Sato planeando las posibles estrategias para contraatacar a la cercana amenaza de Kuvira, "La Gran Unificadora".

Desde muy temprano urdieron estrategias para la guerra que estaba a la vuelta de la esquina. Sus únicos "descansos" (Si a comer viendo mapas del reino tierra se le podía llamar descanso) habían sido en el desayuno y almuerzo. Para suerte de todos terminaron los últimos preparativos al atardecer, justo cuando las energías de todos, tanto físicas como mentales, se habían agotado, por lo que cada uno se despidió yendo rumbo a sus hogares a descansar. Todos menos una persona.

¿Por qué lo hace?

¿Por qué se queda?

Su perspicacia no pasó por alto que la morena buscó excusas para quedarse más tiempo, cuando ya todos sus amigos se fueron.

Quizás porque quería molestarla, Korra es muy juguetona.

Quizás porque quería hacerla sentir mejor, Korra es muy atenta.

Quizás las dos opciones juntas... sí, eso era.

Después de su terrible ausencia de tres años, y en especial en los últimos meses, habían comenzado a formar un estrecho vínculo.

Si se ponía a pensar en el inicio del Equipo Avatar, podía decir que antes, ella era más unida a Mako que al resto, luego le seguía Bolín y finalmente la morena que por aquel entonces la veía con cara de "Intrusa, vete a la mierda".

Rio por lo bajo ante la ironía de cómo cambia la vida, las vueltas que da. Ahora sin duda era muy pegada a Korra, habían formado un estrecho vínculo siendo ahora más unida a ella que a cualquiera que en su vida pudiese imaginar (exceptuando sus padres, claro está), luego le seguía Bolín y finalmente el chico que la había introducido sin saberlo a un círculo social que cambió su vida. Quería mucho a Mako, era amigo excelente, pero sobre todo lo apreciaba porque sin su intervención no habría conocido al extraordinario ser que es el avatar.

—¿Quieres quedarte a cenar? - Le propuso con una sonrisa cálida.

Notaba que a la morena se le estaban acabando las excusas para quedarse, y si era sincera tampoco quería que se fuera. Quería extender su presencia así sea una minúscula hora más.

La ojiazul no tardó en aceptar, con esa típica sonrisa de oreja a oreja, inocente como la de un infante, aunque la mujer que tenía al frente llevara el peso del mundo en sus hombros.

Pasó media hora mientras esperaban a que la cocinera diera el aviso de que la comida estaba lista, mientras se dispusieron a ordenar, en un cómodo silencio sólo interrumpido por algún alegre tarareo, los documentos que habían quedado desperdigados en la sala después de la exhaustiva reunión.

Era increíble que incluso eso disfrutara hacer a su lado, se sentía tan cómoda por su presencia, quizás porque la misma era ya parte gustosa de casi todos sus días.

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