¿Puedo pasar? I

342 32 7
                                    

Había pasado una semana desde que me había convencido por completo de que quería que él fuese el primero y el último, por muy difícil que resultara. Aún no me podía creer que esto fuese a hacerse realidad a pesar de que llevase teniendo una semana de preparación para imaginar su reacción cuando se lo contase y pidiera.

Estaba frente a la puerta de su apartamento y por más que quisiera, no había vuelta atrás. De eso me había encargado yo dejando las llaves dentro y la puerta del balcón abierta, si había un lugar por el que podía huir, era entrando en su casa. Y dudaba mucho que después de entrar en ella quisiese salir.

Eché hacía arriba el escote del traje que me había puesto para la ocasión. Era negro y con una gran cremallera que recorría toda mi espalda. Sabía que con esto puesto podía notar que algo tramaba, pero quería estar guapa y sentirme guapa esta noche, solo para él.

Llevé mi mano al timbre y toqué con los ojos cerrados al mismo tiempo que me mordía el labio inferior con nerviosismo. Era capaz de notar como el corazón comenzaba a llegarme al cuello para intentar salir por mi boca.

La puerta se abrió y me encontré a un hombre con el pelo mojado y con una corbata a medio hacer o deshacer, según por donde se mirase. Parecía estar vestido de una boda o algo por el estilo, ya que llevaba un traje negro que lo hacía aún más atractivo si era posible. Como si hubiese elegido el día perfecto para lo que iba a ser la mejor noche de mi vida.

- Hola- le sonreí como nunca y como siempre ocultando algo que posiblemente descubriese al notar como mis ojos brillaban con más intensidad que nunca, incluso yo era capaz de notarlo. Él no dijo nada, solo movía su mirada de arriba abajo por mi cuerpo, como si de golpe se hubiese quedado sin aliento ante mí.

- Estás... estás...- yo sonreí y bajé la cabeza un poco avergonzada. Agarré mi mano y comencé a juguetear con las pulseras que estaban en ellas-... estás... preciosa- lo dijo mientras cogía aire o tal vez mientras soltaba un suspiro. No lo sabía, lo que si sabía es que me había puesto muy colorada.

- Tú también... ¿A dónde vas o de dónde vienes?- si se iba, todo se iría al traste y no creo que a él le pareciese muy normal que le pidiese salir por el balcón y si se quedaba... todo marcharía según lo planeado.

- De donde vengo...- susurró asintiendo con la cabeza al parecer todavía un poco embobado con mi vestimenta- vengo de... de una reunión de trabajo- susurró sacudiendo la cabeza hacia los lados y consiguiendo sacarme una sonrisa a mi.

- Si es que estás hecho todo un hombrecito- bromeé acercándome a él y colocándole la corbata correctamente. Hugo sonrió y siguió hablando.

- ¿Y tu que haces vestida así?- miles de hormigas atravesaron mi estómago de golpe y no pude evitar sonrojarme aún más de lo que ya estaba hasta hace apenas unos segundos.

- Nada, me apetecía ponerme guapa- respondí terminando de apretarle la corbata en lo que había tardado más tiempo del esperado.

- Para venir a visitarme- susurró entrecerrando los ojos- Pues que sepas que a mi me gustas tanto en pijama como así, eres guapa de todas las formas- yo sonreí y cogí su cara entre mis manos.

- Pues a mi me gustas más con traje- me sacó la lengua y besé su mejilla con dulzura.

- ¡Qué graciosa!- respondió lanzando un bufido y quitándose la chaqueta con desgana. Yo seguía atentamente todos sus movimientos.

- ¿Puedo pasar?- solté de golpe, tal vez un poco llevada por los nervios del momento o simplemente porqué prefería entrar de una vez para saber que ya no podría salir corriendo porqué él me alcanzaría. De golpe me había acordado de la llave que guardaba debajo de la alfombrilla de la entrada.

Deseo a las estrellasWhere stories live. Discover now